Montañistas urbanos utilizan intrépidas técnicas para dejar relucientes edificios penquistas
Emprendedores se han abierto paso en el rubro de la mantención y limpieza con buenos dividendos a fin de mes.
Son un par de intrépidos y ágiles trabajadores adictos a la adrenalina, los que poseen habilidades de concentración y equilibrio más allá de lo normal. Su misión: aplicar aquellas destrezas en su pega todos los días, con la obligación de someter todos los sentidos de su cuerpo a una fina y constante sincronización vinculada a un arnés con muchas cuerdas.
Ellos están tan acostumbrados a su rutina de trabajo vertical a gran altura y difícil acceso, que sólo se dedican a disfrutar cada momento en su jornada laboral. Además, garantizan que tras su paso, dejarán una estela de brillo y limpieza que perdurará un buen tiempo en cualquier edificio.
Felipe Rodríguez y Julio Álvarez, fundadores de la empresa Bordex, deben poner todo su conocimiento de alto montañismo a una actividad comercial que hoy en el Gran Concepción y en el país no está masificada. Su especialidad es la limpieza y mantenimiento de estructura de gran altura, pero también se dedican a otros tipos de trabajo aprovechando su facilidad de ascenso y descenso, como son las faenas enfocadas en la rehabilitación de pinturas y fachadas, sellados de ventanas y techumbres o limpiezas de canaletas, todo eso con el valor agregado del riesgo.
"Todos los conocimientos sobre montañismo los adquirí gracias a mis estudios de guía de turismo aventura mención alta montaña que cursé en Pucón, una carrera que dura tres año y que la dicta el instituto Itur de la Universidad de La Frontera. Bueno ahí te enseñan todo lo que es escalada en roca, ascensiones a cerros o sky. Todo eso se aplicó de manera industrial como montañismo urbano, técnicas que se aplican en montaña pero que se pone a disposición de un servicio comercial. Nosotros estamos en el negocio hace casi cuatro años, pero esto es súper antiguo, se aplica desde los años 80 en Europa", explicó Felipe Rodríguez, oriundo de Angol, pero que se quedó radicado en Concepción por amor a una penquista.
Antes de que su empresa empezara a escalar de forma independiente, Rodríguez se dedicaba a asegurar y amarrar gente para su descenso y ascenso en otra compañía del rubro, lugar donde conoció a su compañero, socio y amigo, con el que finalmente y tras un tiempo, decidieron independizarse con muy buenos resultados pues actualmente tienen una amplia gama de clientes, como Essbio, Instituto Virginio Gómez, Sanatorio Alemán y la Universidad San Sebastián, entre otros.
"Hay muchas empresas que amarra mucha gente sin saber nada de montañismo o trabajo en altura, con una sola persona que sabe y va a supervisando la pega. Eso es lo que nos da una ventaja comparativa, pues ambos manejamos el cuento de los amarres y a su vez voy asesorando la pega de manera constante. Considerando que somos dos, avanzamos rápido y evitamos que mucha gente se dedique al trabajo, ahorrando a un gran contingente y evitando las instalaciones de estructuras peligrosas como los andamios. Aquí en Concepción hay como cinco empresas que prestan un servicio similar al nuestro", agregó Rodríguez.
Otra ventaja que los emprendedores consideran importante para promover su negocio, es el hecho de lo atractivo y curioso que resulta para los transeúntes tener a dos personas amarradas y sujetas por un cordel, limpiando los vidrios de céntricas oficinas del centro, aunque reconocen que es un factor que aún deben de mejorar para sacarle un mejor provecho, ya que son pocas las personas que fijan atención hacia el cielo mientras ellos trabajan, concentrados e inmersos siempre en la rutina diaria.
"Hay algunos países donde lo que nosotros hacemos pasa a ser casi una panorama turístico de la ciudades, como lo que ocurre en España, Francia o Alemania donde la gente que va pasando por la calle, se detiene a mirar y a comentar el trabajo que se va efectuando. Aquí, cómo está poco instaurado, es muy difícil que un adulto mire para arriba y nos vea trabajar. Los niños como son más dispersos y atentos al entorno son los primeros en vernos, nos saludan y se quedan ahí pegados. El adulto está demasiado metido en sus dramas. Igual el otro día nos habló una señora alemana para comentarnos sobre la pega que realizamos, ahí está la diferencia", despachó por su parte Julio Álvarez.
Dicen que a pesar de disfrutar su trabajo, el subir y bajar edificios, nunca igualará la mística y tranquilidad que entrega el escalar una montaña. El entorno, los parajes y el aire son distintos, pero aún así deben de aplicar todos los procedimientos de seguridad de igual manera, por lo que la ceremonia en el momento antes de trabajar debe ser la misma que se hace en la altura natural: asegurar las cuerdas de vida, los seguros, certificar los nudos, ponerse el casco y rodilleras, respirar profundamente y descender.
Los montañistas urbanos explicaron que la pega puede parecer demorosa, pero no lo es. Aseguran avanzar de manera rápida y muy prolija, pudiendo dejar impeque un edificio en varias sesiones, las que quedan terminadas tras 10 días de intensas jornadas laborales. También agregan que es parte de su estrategia de negocios y de trabajo no involucrar más personas en el proceso, ya que la coordinación y las condiciones de seguridad se verían afectadas.
"No se saca nada con amarrar y lanzar gente que no se sabe poner un equipo o coordinar movimientos de emergencias si es que pasa algo cuando ya estás tensado arriba de una cuerda, es muy peligroso y requiere que necesariamente se sepa como reaccionar y como aplicar los métodos para salir de las dificultades. Nosotros dominamos todos los movimientos y no se deja nada al azar por eso somos los dos y nadie más", aseguró Rodríguez.
Los precios por los servicios de limpieza y mantenimiento, son relativos y varían dependen de que cuantos metros cuadrados posea la estructura a mantener y en muchos casos de su propia capacidad de negociación.
"Un mantención anual de un edificio de grandes proporciones, sale en promedio 6 millones de pesos, con cuatro sesiones de limpieza al año. No es malo pero siempre hay mantenciones más baratas, otras más caras, pero ojo, hay edificios que sólo hacen una mantención en el año o en el peor caso, no hacen ninguna. Además en Chile, pero especialmente en nuestra zona no está instaurada la cultura de la mantención de edificios y con suerte trabajamos con estructuras relativamente nuevas. Es evidente con solo ver las viejos edificios que están bastante a mal traer", sostuvieron.
En cuanto a los productos que usan para limpiar las estructuras e inmuebles, los limpiavidrios extremos sostienen que no se complican mucho, pues usan paños y otros productos que son comunes para la limpieza de cristalería, siendo la tarea más difícil y por lejos, acceder de buena forma hasta el ángulo de trabajo más recóndito del edificio. "Tratamos de atacar todos los frentes sin dejar ningún rincón sin limpiar", finalizaron. J