Pocos son los casos de jóvenes profesionales oriundos de la Isla Mocha que ejercen sus conocimientos ahí. De hecho, Darwin Parra, profesor de 35 años, enumera de memoria los pocos conocidos que se han mantenido en este terruño.
"Aquí se viene a hacer patria" afirma el docente, quien trabaja hace 12 años en la única escuela básica de la isla. Argumenta que las condiciones que ofrece este lugar están muy lejos de ser las deseadas por un profesional. "Lamentablemente, acá no ofrecen oportunidades como para que los jóvenes que se van estudiar a la universidad, vuelvan a ejercer lo que aprendieron" y agregó "mayoritariamente son afuerinos los profesionales que trabajan en la isla, pero tampoco son muchas la facilidades para que ellos estén en el lugar, la calidad de vida es precaria. O sea, les pagan una asignación por el lugar donde están, pero todo eso lo pagan en avión o en el costo de las cosas que aquí son bastante caras: el litro de bencina cuesta 1.200 pesos; y por un kilo de azúcar pagas casi mil pesos".
Este profesor de Educación General Básica, y que pasó hasta por un seminario para ser sacerdote, en búsqueda de su destino, relata "mi mayor motivación era trabajar en la isla, yo conozco a los chicos y a sus familias, trato de transmitirles que la isla no se acaba donde empieza el mar que más allá también hay posibilidades para ellos".
Consultado acerca de jóvenes en la misma situación de él, que se mantengan en la isla, Darwin Parra, comenta "está el caso de la oficial del Registro Civil, Anny Cid que es de acá, también la actual directora de la escuela, ellas fueron un referente cuando yo estudiaba". Y añadió, "acá hay una sola posta y la atiende uno de mis ex alumnos y otra persona que es del continente".
Con bastante preocupación este comprometido mochano, señaló que "los habitantes de la isla van disminuyendo y la población es cada vez de más edad. Porque año a año ha ido aumentando los niños que se van fuera de la isla y logran ser universitarios. Pero no puede regresar porque no hay campo laboral aquí".
Además la situación de los pequeños que deben dejar a sus familias, terminado el octavo año de enseñanza básica, también es bastante compleja porque "son niños de 13 o 14 años entonces es fuerte para ellos separarse de sus familias. Por lo general se van a Lebu, Los Álamos, Cañete y Contulmo".
Por lo anterior, Parra analiza que en sus tiempos de niñez, él fue prácticamente un pionero al irse al a terminar cuarto año medio, ya que la generalidad de los padres prefería que los menores se quedaran cerca y aprendieran algún oficio, antes que despegarlos del entorno al cual estaban acostumbrados. Esa es una tradición que se está terminando, pero está dejando a la isla sin jóvenes.J
l Los Parra y Varela, son una de las familias más numerosas de la Isla Mocha, por eso Darwin, que lleva ambos apellidos, relata que para lograr terminar su carrera recibió el apoyo de muchos miembros de la comunidad, entre ellos, un fallecido piloto, Víctor Hugo Gómez quien facilitó sus constantes viajes al continente para ir a estudiar.