Janouzi: la increíble historia del joven hualquino que triunfa en el diseño deportivo mundial
Después de trabajar para importantes marcas a nivel internacional, hoy se enfoca en la creación de su propia línea.
Desde que vivía en Hualqui que Alejandro Labraña (30), conocido en el mundo del diseño con el seudónimo Janouzi, soñaba con tener su propia línea de ropa deportiva. De muy pequeño, estuvo ligado al mundo de la vestimenta de deportes extremos, pues su padre trabajaba en una de las primeras tiendas de marcas especialistas en prendas para skaters, surfers y de otros raiders que se instalaron en Concepción en los '90.
Rodeado de pósters e imágenes de deportistas que su papá le llevaba de regalo desde la pega, el pequeño Alejandro fue calcando los diseños de las vestimentas y luego redibujándolas con sus propias ideas. Siempre tuvo habilidad y fascinación para las artes manuales, por lo que, cuando llegó el momento de elegir qué sería el resto de su vida, no dudó en entrar a la carrera de Diseño en la Universidad Santo Tomás.
"Tomaba cuadernos o libretas e iba dibujando de nuevo, siempre estuve ligado al mundo a fotos de deportes extremos, ilustraciones y todo eso. De ahí nació mi interés por el diseño, aparte que el diseño no todo es arte, bueno, es arte, pero con significación directa, con un mensaje que tiene sólo una interpretación y no la que uno le quiera dar y eso me gusta", despachó.
Hoy, ya instalado hace seis años en Santiago y tras trabajar en innumerables colecciones de todo tipo de prendas y accesorios para reconocidas firmas como Maui And Sons, Ripcurl y Oakley, el hualquino Janouzi está enfocado en llevar adelante el proyecto que desde siempre le ha quitado el sueño y que ha sido su motor para aprender, mejorar y evolucionar en el mundo del diseño: tener su propia marca street reconocida, primero a nivel nacional y luego en todo el orbe.
"Santos", es el nombre del emprendimiento, un proyecto que según confesó, esta inspirado en todas las experiencias vividas desde donde viene.
"Creé mi marca porque sentí que había tenido la oportunidad de estar bien instalado en Santiago, trabajando para franquicias importantes, ganando buenas lucas y todo. Ahí me acordé que en Hualqui era todo más difícil, pues está alejado de Conce, es más rural y un lugar donde hay muy pocas oportunidades. Hualqui es chico, todos nos conocíamos en el liceo y cuando me vine a Santiago en el transcurso de un año, se fueron suicidando algunas personas que conocía del colegio ya sea por problemas de depresión, ocasionada por el hecho de que te ves más grande y sin un trabajo estable o problemas familiares. Por eso sentí la necesitad de hacer lo de Santos", dijo.
Con el temor que provoca, el vivir sin cumplir los sueños y proyectos personales, Janouzi se dijo a sí mismo que no podía esperar más. No podía dejar que el tiempo pasara, no debía esperar a juntar más dinero para armar su marca, "el momento es ahora", se dijo, frase que se transformó en su estandarte y motivación, pero también en el eslógan de su emprendimiento.
"Santos nace de situaciones difíciles que vi de mis pares, de esos que estaban en la misma sala de clases y que teníamos los mismos sueños, algunos los cumplieron, otros se desesperaron. El nombre de la marca es por el hecho de que un santo es aquella persona que destaca por hacer algo que el resto no hizo, acciones que no hace la gente común. Esa es nuestra idea hacer algo quizás no tan comercial, pero distinto. Por ejemplo todas las poleras tienen un mensaje que invitan a moverte", agregó.
Actualmente, el nombre espera instalarse en dos centros comerciales en comunas santiaguinas a la espera de seguir creciendo a nivel nacional y por qué no, internacional.
"Mi mayor proyección, es vivir cien por ciento de mi marca y ya en un objetivo supremo, es llegar a vender fuera del país. Mis energías y mi fe están puestas en Santos. A la gente le gusta, entraré a un par de tiendas aquí en Santiago. Llevo casi dos año a full en esto y pretendo vivir de esto y trabajar de forma independiente para marcas, como ya lo he hecho, como para franquicias gringas y brasileñas", explicó.
Mientras se cumple su sueño de ir creciendo con Santos, el diseñador sigue trabajando para Oakley, pero a la vez, ideando nuevos bocetos para su marca que según el mismo definió, está enfocada especialmente para skaters de estilo más sobrio, diseños en blanco y negro, logotipos estampados más pequeños, saliéndose del canon dominante de colores fuertes y grandes logos distintivos.
"Traté de hacer un producto que fuera más diferenciador, para aquel raider que no quisiera grandes marcas en sus poleras. Veo todo lo que tiene que ver la marca, tanto el sentido comercial viendo costos, donde el ser muy despilfarrador me juega en contra, a veces me quedo sin stock por auspiciar a los chicos y dar poleras de más. Fuera de eso también veo el aspecto creativo. Hacer ambas cosas ha sido un cambio bien grande", sostuvo.
Labraña afirma que ya no sabe cuantas prendas ha diseñado, pero que la sensación que le provoca ver sus obras calzadas en miles de personas en la calles no ha cambiado y es la misma que sintió cuando vio por primera vez a alguien portando una de sus creaciones
"En Maui realizaba como 40 a 50 diseños por temporada, en realidad he perdido la cuenta de cuánta ropa he hecho. La sensación al ver a las personas con su diseño es sensacional, sientes que esa persona se identificó con lo que quisiste expresar, ponerse una polera de una marca es como calzarse un estandarte, por lo menos así lo siento yo, y que esa persona que eligió mi diseño lo lleve puesto es igual que compartir un visión, una expresión, una retroalimentación", agregó.
Alejandro Labraña, ese mismo joven que firma sus creaciones con el nick Janouzi, goza de buenos momentos instalado en Santiago, junto a su pareja y su pequeño hijo Santi, de un año. Pero no siempre fueron épocas de bonanza, pues al volcar los recuerdos hacía los inicios, el creativo dice no guardar imágenes mentales muy alegres de su paso por la universidad, no por la relación con sus compañeros o algo similar, pero sí por las dificultades que él y su familia tuvieron que pasar para sacar adelante su educación.
"La verdad es que mis recuerdos en el instituto recaen más bien en el sacrificio de mis papás para que pudiera sacar la carrera adelante, ellos no eran de muchas lucas y en mi carrera siempre se gasta mucho en materiales, generalmente caros, por lo que rememorar aquella época tiene algunas dificultades", dijo.
A pesar de ser un alumno destacado, no permitió que su casa de estudios le buscara su práctica profesional y él mismo gestionó el poder entrar a la agencia de publicidad "Publitas", periodo donde dice aprendió las bases para obtener éxito en Santiago.
"Cuando me vine para acá a trabajar, después que me aceptaran en el equipo creativo de Maui y Ripcurl, me instalé en la casa de un amigo, y me quedé ahí onda en una colchoneta y de ahí llegué a ser director de arte, a cargo de toda la sección de diseño de prendas de deportes extremos de aquellas marcas. De ahí no paré más", sostuvo. J