Rocío Muñoz: campeona de Kettlebell sueña con academia para todos
Mientras se prepara para competencias en Siberia y Polonia, espera tener un día un espacio de entrenamiento inclusivo, donde todos puedan participar.
Era imposible que ella no siguiera la veta deportiva. Su padre es profesor de educación física de profesión; su madre fue lanzadora de la bala. Desde hace casi una década, Rocío Muñoz, también docente de educación física de 31 años, encontró en la disciplina del Kettlebell un espacio que hoy la tiene como campeona nacional y haciendo las maletas para noviembre, mes en que se medirá en Siberia y Polonia.
Oriunda de Chiguayante, la deportista cuenta que "llevo 10 años entrenando y siete año compitiendo por Chile y la responsabilidad es súper grande. Uno transmite esfuerzo, dedicación y compromiso". Ella, aparte de realizar este deporte, también hace diversas actividades como clases en el colegio Chileno Árabe de Chiguayante, un taller de integración social en San Pedro de la Costa, clases a niños con Síndrome de Down en el Colegio Especial del Mar; y clases abiertas a la comunidad de Kettlebell Sport.
"Hay harta labor social detrás. La idea es traspasarle a la gente el esfuerzo", señala.
Sus inicios
Estando en la universidad, Rocío conoció este deporte que se basa en las pesas rusas. "Mi profesor era dos años mayor en mi carrera. Un día me llamó y me preguntó si quería practicar Kettlebell Sport y pregunté ¿qué es eso? Me dijo que había un seminario en Argentina y que me invitó. Desde ahí no he parado de practicarlo", relata.
Lo que más le gusta de esta disciplina es el trabajo mental que conlleva. "Las competencias son por 10 minutos; media hora; una hora; y dos horas sin dejar la pesa en el suelo. Tú la subes y ejecutas y ejecutas los movimientos que te piden, por lo que la concentración debe ser muy grande. Hay momentos en que piensas que quieres soltar la pesa porque estás sufriendo, pero al final dices que puedes. Vas trabajando la mente y logrando las repeticiones que te van pidiendo", explica, añadiendo que los movimientos hay que ejecutarlos de manera correcta, señala, pues si no, hay riesgos de golpearse o lesiones en los hombros, brazos o manos.
Cuando partió, recuerda, tuvo que medirse con hombres, pues poco a poco han ido apareciendo mujeres en este deporte. "De repente llegaba a competir, y tenía que hacerlo con un hombre en tal categoría y la ganaba. Luego, volvía competir y nuevamente no había mujeres. Me subía a la tarima y el competidor me miraba como si me fuera a ganar fácil, pero yo lo hacía. Eso me gustaba, de que me miraban como si fuera mina y que iba a perder. Desde ahí he ido fomentando el deporte femenino", comenta.
En esfuerzo no se ha quedado. En su cuello cuelga varias medallas. De estas, dice, su gran récord fue el año pasado en Rusia, donde sacó un primer y tercer lugar.
La primera mujer
En el país se desarrollan diversas competencias de Kettlebell. Sin embargo, son las realizadas en el extranjero las que suman en el ránking. "Eso te da puntaje. Son como los cinturones en karate. Vas compitiendo y vas rankeando como maestro del deporte; o maestro del deporte a nivel internacional. Así se sube de categoría y te da un ranking a nivel internacional. Por ejemplo, si soy de Rusia y salgo primera, quedo como maestra del deporte a nivel internacional. En Rusia, a esas personas les dan un sueldo, que son como 500 mil pesos de por vida. Como no soy de allá, no puedo tener ese sueldo, solo el ranking", detalla.
En el país está la federación, aunque no rankea maratones (que son de media hora, una hora y dos horas), solamente clásicos (que son de 10 minutos).
Ahora, Rocío el 5 de noviembre viaja a París a buscar a su profesor que es de Francia; luego se va a competir a Siberia entre el 10 y 12 de noviembre. Tras esto, vuelve a París a entrenar y después se dirigirá a Polonia a competir nuevamente entre el 20 y 24 de noviembre. Instancias en las que espera retornar con medallas.
"El desafío es salir pódium. Si acá en Chile no obtienes lugar, no te dan ayuda. El año pasado como en Rusia salí primera, me ayudaron. La municipalidad de Chiguayante me aportó ahora con los pasajes. Hice un bingo para poder costear los viajes", indica.
Academia para todos
Kettlebell Sport no es un deporte masivo, pero poco a poco las personas lo han ido descubriendo. En Chiguayante, Rocío hace un taller gratuito para la comunidad. Suma más de 30 entusiastas vecinos. "Por ejemplo, tengo a una estudiante que es Javiera, que tiene Síndrome de Down y lleva tres meses conmigo. Le va súper bien. Hace un mes compitió en un nacional e hizo 2 kilos por brazo. Sacó 250 repeticiones y salió primera. Esto es totalmente con inclusión", dice. Kettlebell Sport no es un deporte masivo, pero poco a poco las personas lo han ido descubriendo. En Chiguayante, Rocío hace un taller gratuito para la comunidad. Suma más de 30 entusiastas vecinos. "Por ejemplo, tengo a una estudiante que es Javiera, que tiene Síndrome de Down y lleva tres meses conmigo. Le va súper bien. Hace un mes compitió en un nacional e hizo 2 kilos por brazo. Sacó 250 repeticiones y salió primera. Esto es totalmente con inclusión", dice.
Esos logros tanto propios como de quienes están en clases con ella, la han mantenido feliz y con ganas de seguir sumando preseas. Así como también sueños como tener una academia de Kettlebell Sport para todos, es decir inclusiva.
"El desafío es salir pódium. Si acá en Chile no obtienes lugar, no te dan ayuda".
Rocío Muñoz