"Con Chaltumay pude volver a conectarme con mis sueños"
Ximena Perone descubrió la belleza endémica de la zona y, en busca de rescatar su despensa silvestre, se unió a recolectores y creó una red de comercio justo, además de enviar sus productos a diferentes restaurantes.
Se define inquieta. Es miembro fundadora de la fundación Gregorio de la Fuente, periodista audiovisual, docente universitaria, asesora comunicacional, maestra de ceremonia y conductora de una Combi viajera. Mamá de dos niños. Y lidera su proyecto: Chaltumay.
Antes de enfrascarse en esta iniciativa, Ximena Perone llevaba 15 años de experiencia en televisión y prensa, tanto en Chile como España. En este último país vivió en un pequeño pueblo de montaña, donde sus tradiciones y gastronomía la atrajeron. Tanto así, que tuvo un restaurante en el que cocinaba y adaptaba los conocimientos propios y también los aprendidos.
Ese antecedente se suma a uno ya de vuelta a Concepción, en 2016, cuando realizó una nota con el chef Rodolfo Guzmán, dueño del Boragó, quien tiene una cocina diferente, que se basa en productos endémicos chilenos y silvestres.
"Lo llevé a la Península de Hualpén y allí encontramos una especie de espinaca tetragonia que le causó mucho interés. Ese fue el comienzo de Chaltumay, además motivada por el lugar donde se realizó ese hallazgo, pues allí tengo un campo y está aledaño a Caleta Perone. Vi en esta planta la posibilidad de trabajar en colaboración con las mujeres orilleras y pescadores del lugar", cuenta la reportera.
Pero ¿qué es Chaltumay? Según sus palabras, "es una red de recolectores de despensa silvestre que busca valorar nuestra identidad gastronómica a través de los recursos silvestres que hay en la región y en el país. Lo más importante es el trabajo del recolector que debe ser bien pagado, con comercio más que justo. Además, detrás de todo esto hay una labor educativa que busca proteger, cuidar y concientizar sobre la riqueza de nuestra gastronomía ancestral. La red está compuesta por unas 25 personas en distintas partes de Biobío, de mar a cordillera".
El trabajo da frutos
A través de sus Instagram (@chaltumay y @chauraviajera), Ximena muestra todo el trabajo que ha realizado el último tiempo. "Con Chaltumay pude volver a conectarme con mis sueños y con mi esencia. Siempre he estado ligada a la naturaleza y eso es un centro importante en mi vida", confiesa.
Para ella, crear esta despensa silvestre ha sido un trabajo de hormiga, debido a que los productos endémicos no están apropiados aún por las personas. "Con Boragó llevo tres años aportando desde Biobío a su carta silvestre y, poco a poco, se han sumado más restaurantes muy destacados en este ámbito en Santiago. En Concepción se está abriendo esta tendencia que ojalá se quede, porque no contamos con una gastronomía aún tan identitaria y que sea reflejo de nuestro paisaje. Pero hay quienes van en esa senda", cuenta.
Vital ha sido la labor con los recolectores, ya que ha podido crear una red que tomó tiempo. "A muchos de ellos, enseñarles parte de nuestra despensa silvestre y también aprendiendo constantemente de ellos y sus conocimientos y sabiduría. Conocer a los campesinos y campesinas y su forma de ver la vida, de cocinar, de producir los alimentos, conocer a mapuche, lafquenche, pehuenche y todo ese conocimiento del que tan ignorante somos... y además adentrarme en los paisajes increíbles que tiene esta región como la cordillera de Nahuelbuta, que concentra más del 50% de las especies endémicas de Chile, es un privilegio", relata.
En ese camino descubrió las riquezas naturales y cómo las estaciones del año entregan diferentes productos. Según Ximena, "aprender de la tierra y cómo se comporta nuestro planeta es entender cómo somos nosotros mismos. En Biobío tenemos una despensa de hongos abundante y generosa. Están los lactarius, suillus, changles, loyos, gargarea, digüeñes, pinatras y tantos más. Creo que nos falta mucha cultura de hongos aún. La mayoría se asusta o ve imposible consumirlos por miedo, pero basta ir a la feria campesina de Collao o a la Vega para adquirir estas maravillas comestibles. Luego hay frutos como la chaura el arrayán, boldo, oxalis, piñones, murtillas, los lleukes y muchos más. Que además de ser de un sabor interesante y único son una gran fuente de nutrientes proteínas y vitaminas".
De estos, el que la sorprendió es la tetragonia, que es el símbolo de Chaltumay. "Una planta que se encuentra desde el centro hasta Biobío y que posee más hierro que una espinaca normal", apunta.
Sobre sus desafíos, confiesa que "no podría vivir mi vida sin sueños. Sueño con vivir frente al mar y acercar esa despensa silvestre a quienes quieran conocerla. Sueño con que podamos comer mejor sin químicos y que se valore y resguarde la agricultura campesina. Sueño con un Chile con soberanía alimentaria y con sus semillas protegidas de intereses económicos destructivos de nuestra riqueza humana y silvestre".
Ximena Perone agrega que "ser conscientes del presente nos hace disfrutar la vida con más sentido. Chaltumay sueña pero también significa agradecer, y eso es lo que significa para mí este trabajo. Una oportunidad diaria para agradecer lo que tenemos y lo que podemos construir como sociedad".
"Chaltumay es una red de recolectores de despensa silvestre que busca valorar nuestra identidad gastronómica"
Ximena Perone