Angélica Vásquez V.
Tenemos costumbres nefastas que creemos que nos aportan algo. Pero no es así.
La costumbre o hábito de dañar por ejemplo a quienes nos rodean, a nuestros seres queridos o a quienes jamás hemos visto es bastante más común de lo que se cree.
Se hace doblemente desagradable cuando dañamos a quienes queremos, y cuando nos dañan a nosotros también. Así se pueden pasar décadas con un hábito al que se le termina tomando cariño, así como suena... un cariño mal entregado, porque es depositar la energía en algo que sabemos que no nos traerá beneficio alguno.
Más extraño, pero se hace, igual es dañarnos a nosotros mismos. Y claro que tiene que ver con poco amor propio, con. Un pobre conocimiento personal con... miedos. Bum! La palabra clave, que manera de venerarlo... ese miedo que patudamente tomó terreno y se sintió dueño de todo...¿ qué hacer? Si algo hemos aprendido de "Avengers"( ondera puh) es que la unión hace la fuerza, y esa unión está formada por elementos poderosísimos como mente, cuerpo, alma. Está en nosotros. Y si le agregamos divinidad, espíritu santo, cosmos, universo y tanto más nos convertimos en héroes y heroínas de nuestra vida... Imagínenlo, aprender a soltar a tiempo, conocernos, dejar de dañar, dejar de dañarnos... ese tesoro, ese oro puro está reservado sólo para valientes. O sea nosotros, los mismos que ocupábamos el tiempo en dañar sólo por la adicción al miedo. Podemos transformar aquello y lanzarlo en devolución de sanidad y armonía, de creación y paz, de consciencia al elegir no dañar.
¿Se puede? ¡Claro! ¿Cuesta? Nada... ¿En qué momento sería mejor hacerlo? ¡Ahora! Si, ahora es cuando...vamos que se puede ¡Querer es poder!