Alfonso Levet G.
Varios fueron los edificios y locales comerciales cercanos a la clínica Sanatorio Alemán que, tras la explosión ocurrida hace casi ya un año, sufrieron efectos colaterales del hecho, principalmente en sus fachadas y ventanales.
Al menos dos días con las ventanas recubiertas de nylon debieron pasar muchos de los vecinos, ya que el accidente ocurrió un sábado, y no había mucho que hacer sino hasta el lunes siguiente.
De todas formas, tanto en ese momento como 12 meses después de esa tragedia, los vecinos valoraron el no haber sufrido desgracias personales en los edificios, aunque el recuerdo de los instantes de incertidumbre aún están vivos.
"Se movió el edificio completo y, al mismo tiempo, se rompieron todos los vidrios", recordó Andrés Ormeño, que vive en el edificio Canelo, a pocos metros de donde ocurrió la explosión y quien ese día estaba descansando en su departamento, como varios otros residentes.
El propietario recordó que "en esas fracciones de segundo uno se imaginaba muchas cosas (...) después, cuando supimos que había sido en el Sanatorio, ver que el estacionamiento estaba convertido en un hospital de campaña, era impactante", relató.
Ormeño asegura que si bien los vecinos no viven con temor de que algo similar pudiera pasar, lo que ocurrió es un recuerdo aún vivo, que quisieran olvidar.
Incluso las semanas siguientes, comenta, "quedamos con la sensación de incertidumbre varios días, sin saber si se había solucionado el tema o no".
Reparaciones
Otra de las afectadas, fue Jaqueline Jouannet, kinesióloga que tiene su consulta particular en el primer piso del inmueble, y que además vive en uno de los departamentos superiores del mismo.
En esa oportunidad, la profesional dijo a La Estrella que "afortunadamente no estaba acá en ese momento y no había nadie en el local comercial".
Un año después, la mujer cuenta que si bien ha estado al tanto de las investigaciones que se realizaron, las sigue con cierta distancia, "creo que es algo que afectó de mayor manera a otras personas".
De la reparación de su local, comentó que continuó trabajando en el mismo lugar, y que los daños fueron sólo a los ventanales, sus equipamientos de trabajo quedaron intactos.
A pocos metros de allí, el edificio Balmoral fue otro de los que tuvo que ser recubierto con trozos de nylon, pegados con cinta adhesiva, para soportar las noches previas a la reparación.
Aunque en ese momento fueron varios los vecinos que comentaron el hecho, ninguno estuvo disponible actualmente para esta nota. Sin embargo, el administrador del edificio, Leonardo Recabal, sí comentó que "la reparación de los ventanales se hizo en parte con el Sanatorio y en parte con un seguro nuestro, del edificio".
Detalló que "en términos generales, a tres o cuatro propietarios les solucionó el problema el Sanatorio Alemán, y al resto de los departamentos, que eran unos cuatro o cinco más, además de todo lo que es exterior del edificio, lo resolvimos con un seguro propio".
"Se movió el edificio completo y, al mismo tiempo, se rompieron todos los vidrios".
Andrés Ormeño, residente.