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Madre e hija manejan la micro para cumplir sus sueños de vida

Trabajan en la línea 22 San Pedro y recorren desde Michaihue a Nonguén. La ex deportista de alto rendimiento quiere ser carabinera y terminar su carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos, mientra su madre la apoya con consejos.
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Pablo Martínez Tizka

Hace cuatro días que la exdeportista de alto rendimiento en canotaje, Romina C. Pardo (22), trabaja como chofer en la línea de taxibuses San Pedro para tener más dinero y cumplir sus objetivos, en un capítulo más de su vida de esfuerzo.

Su madre Paola, también chofer de la misma línea, fue quien la ayudó a obtener la oportunidad, ya que trabaja en el transporte público hace dos años.

"La única condición que le puse fue que terminara los estudios", señaló Paola Pardo, quien orgullosa de su hija destacó que "tiene mucha confianza para manejar".

Fue así como Romina partió en el oficio, en el que aseguró que "pretendo seguir hasta agosto o septiembre, para luego continuar con mi práctica en la carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos y postular a la Escuela de Carabineros, que son mis metas".

Las dificultades a la hora de tomar el volante no fueron demasiadas para la joven de 22 años. "No tengo mucho cansancio al manejar porque ya sabía hacerlo y he recibido buenos consejos. Lo que más me ha complicado es el clima en verano. A veces parece que estoy en un sauna".

La sampedrina destacó el recibimiento que ha tenido de sus colegas y el buen trato de los pasajeros. "No he hablado mucho con los otros choferes aún. Conozco a algunos de antes. En el caso de la gente, veo que se sorprenden de que alguien tan joven maneje un taxibús y de que no tenga problemas para maniobrar. A los sapos de micros ya los conozco", sostuvo.

Sin beca proddar

A los 12 años, Romina C. Pardo decidió dedicar su tiempo al deporte de alto rendimiento, específicamente al canotaje en donde fue campeona a nivel nacional y sudamericano. Incluso participó en los últimos Juegos Odesur en Cochabamba en 2018. Practicó con entrenadores reconocidos como Rolando Rill o Gualberto Mesa y una de sus amigas más cercanas es la campeona mundial de la disciplina, María José Maillard.

"Yo era seleccionada nacional y accedí a la Beca Proddar que daba ayuda monetaria a los deportistas, pero luego hubo un cambio en los requisitos y ahí muchos fuimos perjudicados. Me cortaron los brazos con anticipación porque al mismo tiempo estudiaba. Con el dinero podía entrenar, ayudar a mi mamá y pagar los estudios.

Su vida cambió desde que ya no tuvo la Beca Proddar. "Cuando me la quitaron, empecé a trabajar de vendedora y de empaque, pero no me alcanzaba el dinero para hacer lo que quería. Fue por eso que se me ocurrió la idea de trabajar en la micro. Lo que se gana es bueno y con eso podré tener los recursos para dar el examen en la Escuela de Carabineros y hacer mi práctica".

No obstante, quien fuera deportista de alto rendimiento señaló que aún hay personas que le piden que vuelva a entrenar. "El profesor Gualberto Mesa me ha insistido en regresar, pero no tengo el recurso que me daba la Beca Proddar. Trabajar de chofer y practicar en canotaje es no es opción, porque ahí se necesita una dedicación exclusiva al deporte".

Romina C. Pardo compitió en países como Perú, Uruguay, Argentina y Ecuador en 200 y 500 metros. "El deporte me mantuvo concentrada. Hace tres o cuatro años estaba pensando lo de entrar en Carabineros, pero lo aplacé por dedicarme al canotaje".

Hoy está feliz con la decisión que tomó. "A veces hay que dar un paso más grande de lo normal. Ahora estoy concentrada en conocer la dinámica del rubro, ya que son mis primeros días como chofer. Ya sabía manejar y tengo mucha confianza en mí. A diferencia del canotaje, aquí hay un ambiente más familiar".

Orgullo por su hija

Eso es lo que siente Paola Pardo tras ver a su hija Romina en el mismo trabajo que ella realiza diariamente. "Lo que le aconsejé fue que tuviera mucha confianza, que las maniobras sean cortas y rápidas y, por sobre todo, mucha prudencia en la velocidad y cuando vea que está en riesgo, estar a la defensiva. Estoy muy orgullosa".

La chofer contó cómo fue que llegó a ser una trabajadora de la línea San Pedro hace dos años. "Llevo 15 años manejando y 13 de ellos los dediqué al transporte escolar. Cuando cambió mi estado civil tuve que vender los furgones y tomar otro rubro. Mi hermano era chofer de buses y me insistió para que aprendiera. A los pocos días ya me ofrecieron el contrato".

Pardo contó que hay otras dos mujeres que trabajan en la línea y que son más que antes, pero que aún cree que son casos aislados. "Muchos pasajeros se sorprenden al ver mujeres manejando y nos dicen que nos estamos empoderando, pero eso no es tan así porque aún somos excepciones".

En ese sentido, contó cuál es el mensaje que más le ha emocionado. "Hubo una persona que le dijo a mi hija 'que Dios me la bendiga'. Eso es lo que más me ha llegado porque significa un buen deseo para ella. Yo estaba al lado de Romina en la micro".

Paola Pardo está tan contenta que aseguró que "ni aunque me ofrezcan 1 millón de pesos me iría de aquí". Ahora espera que su hija Romina cumpla sus metas y continuar juntas en busca de la felicidad.

"Me ha complicado el clima. A veces el bus es como un sauna".

Romina C. Pardo,, chofer"