Es indudable que Netflix fue uno de los actores más importantes en la masificación de los servicios de streaming de contenido multimedia: películas y series de buena calidad a la carta, con amigables opciones de reproducción y recomendaciones basadas en nuestros gustos. Ese fue el primer paso en su búsqueda por innovar (y sobrevivir), seguido muy de cerca por la exitosa creación de contenido propio con excelentes resultados, tanto en calidad como en resultados.

Y su misión de revolucionar el cómo consumimos programas y películas no va a detenerse. La última aventura en la que incursionaron tiene el nombre de "Black Mirror: Bandersnatch", una película interactiva que permite elegir los caminos que tomará su protagonista con el control remoto (o mouse). Black Mirror se ha transformado en uno de los emblemas de Netflix con sus profundas temáticas sobre los alcances y riesgos de la sobre tecnologización de las sociedades, lo que la vuelve la opción obvia para experimentar con nuevas innovaciones.

Dejando de lado lo buena o mala que pueda ser la película (es buena), la idea de entregar literalmente el control al espectador puede ser un nuevo nicho a explotar, y una ventaja adicional de las plataformas de streaming sobre el cable tradicional.

Sin duda, esta será la primera de muchos intentos de un programa interactivo con consecuencias y finales que dependen de las decisiones que tomemos, con nuevos capítulos de Black Mirror ya programados para 2019.

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