30 tipos de productos venden los ambulantes en el centro
Los esfuerzos por erradicar al comercio ambulante ilegal no han dado resultado. Una ordenanza municipal de 2007 expone a multas tanto a los vendedores como a los compradores de estos productos. Experto explica los riesgos.
Al menos una treintena de tipos de productos son los que ofrecen los comerciantes ambulantes en las calles céntricas penquistas. Esto, sin contar los alimentos, tales como frutas y verduras, pan y huevos, que se ofrecen en carros de supermercado, en los paseos peatonales Aníbal Pinto y Barros Arana.
Cargadores de celulares, cables para carga de tres metros, memorias externas y adaptadores para el auto son los productos que más se repiten en las aceras. Es que los productos tecnológicos parecen ser una apuesta segura para aquellos que, al margen de la Ley, comercian en la vía pública.
Los accesorios también parecieran tener buena venta entre los transeúntes, porque no es difícil encontrar billeteras, cinturones, cintillos y bandanas, así como anillos, cadenas y aros que, juran los vendedores, serían de "plata fina".
Lo que no se repite tanto, pero también existe en el llamado "pasillo peatonal Barros Arana", son los cosméticos. Base para maquillaje, sombras, lápices labiales y otros productos también pueden encontrarse en las cunetas.
La "oferta" de productos depende tanto del horario como de las rondas de Carabineros. Las autoridades cargan por años con la dificultad de erradicar a estos "comerciantes" del centro de la ciudad.
Las personas que compran también tienen responsabilidad, aseguran las autoridades. Y no sólo se exponen al riesgo de comprar un producto de dudosa procedencia y calidad, sino también a una multa, por lo menos en la comuna de Concepción, donde hay una ordenanza municipal que regula el tema.
De 1 a 3 Unidades Tributarias Mensuales (UTM), es decir entre $48.160 y $144.480 puede llegar a pagar quien sea sorprendido comprando o vendiendo en la vía pública por un inspector municipal, de acuerdo a la ordenanza, que data de 2007, pero que se puso en práctica a partir de 2016.
El caso más conocido y reciente es el de un joven que fue citado al Juzgado de Policía Local de Concepción por comprar un completo en un carrito sin autorización, en la calle Edmundo Larenas.
En esa oportunidad informaron que el comercio ambulante que está autorizado, tiene sus permisos visibles en los carros correspondientes.
Sin garantía
Pero los riesgos a los que se exponen quienes compran productos sin certificación y de origen desconocido en la calle pueden afectar a las propias personas o a sus hogares.
Consultado acerca de las consecuencias de comprar productos sin certificación, Pedro Romero, coordinador de carreras del área de Informática y Telecomunicaciones de la Universidad Tecnológica de Chile Inacap Concepción-Talcahuano, dijo que "el motivo detrás de esta advertencia tiene que ver con un beneficio para el comprador, debido a que los equipos certificados, al contar con el respaldo del fabricante original, tendrán una licencia de uso, garantía confiable y soporte postventa".
Romero afirmó de los productos pirata que "es necesario considerar que al usarlos se está frente a elementos de dudosa calidad, lo que podría provocar daños tanto a la persona, como también al equipo, ya sea un teléfono móvil u otro accesorio. Además, al no contar con soporte postventa y garantía, el costo de la reparación de fallas debe ser asumido por el dueño del equipo".
Ordenanza
La ordenanza número 5, de 2007, firmada por quien entonces era alcaldesa de Concepción, Jacqueline van Rysselberghe, determina sanciones para quien sea sorprendido "promocionando, ofertando, comprando, vendiendo, gestionando o realizando cualquier otra transacción de mercaderías", en la vía pública. Esas sanciones van de 1 a 3 UTM (entre $48.160 y 144.480 pesos).
"Son elementos de dudosa calidad, lo que podría provocar daños a la persona, o al equipo".
Pedro Romero,, Inacap Concepción-Talcahuano"
500 metros suman los dos paseos estrictamente peatonales en el centro penquista.
144 mil pesos puedellegar a pagar, quien sea sorprendido vendiendo en la calle sin permiso.