Alfonso Levet G.
"Fue la mejor decisión irnos a vivir al campo, porque uno puede salir a caminar, a distraerse, el contacto con la naturaleza te relaja, pero igualmente ha sido muy duro".
Sergio Mardoff Silva cuenta que durante todos los años anteriores persistió la tristeza y angustia de no saber dónde estaba su hijo y qué había pasado con él. "Nunca perdimos la esperanza y fuimos a descartar todos los datos que nos llegaron", dice.
"Es lógico que uno intente hacer su vida normal, pero hay cumpleaños, años nuevos, fechas que van marcando para siempre, y son cíclicas porque todos los años llegan", sostiene.
Confidencia que, en un esfuerzo por llevar una vida relativamente normal, él y su señora, Edda, evitaban el centro de Concepción. "Pasábamos algún tiempo bien y uno estaba haciendo otra cosa y nos encontrábamos con alguien y preguntaban por el caso, no había mala intención, pero lo evitábamos (ir al centro), nos tratábamos de aislar, estábamos solamente con la familia".
Antes de la desaparición, la familia Mardoff Silva tenía una vida normal. Sergio padre era empresario, "tenía representaciones de empresas de frío y cocktail (papas fritas, snacks) y también tenía frigoríficos".
Cuenta que fue uno de los primeros en traer helados baratos a Concepción. "Se consume mucho helado, y yo empecé a traer helados baratos, pero de buena calidad, antes que Fruna", recuerda.
De Sergio hijo cuenta que le gustaba tocar un tambor tipo bongó. "Le gustaba la cosa artística, siempre le gustó dibujar y andaba trayendo un bloc para todos lados".
Vida familiar
Cuenta, como anécdota, que una vez se fueron de vacaciones familiares hasta Cochamó, Región de Los Lagos. "Allá hay una iglesia muy bonita, de madera, es muy conocida. Un día salimos a pasear con la familia y cuando ya nos íbamos a volver al alojamiento, nos dimos cuenta que Sergio se había quedado atrás. Volvimos y estaba sentado dibujando la iglesia en uno de sus blocs".
"También me gustaba acampar con ellos (sus hijos), o salir, lo que sea. A Sergio le gustaba caminar en el campo", relata.
Tras la pérdida de su hijo, Sergio padre sufrió una depresión severa y actualmente está pensionado por discapacidad. "El costo emocional ha sido muy alto", y lo que hace unas semanas pensaron que podría ser un alivio terminó siendo peor que la angustiante búsqueda.
"Ha sido muy doloroso. Mi señora entendió que algo de alivio iba a tener, pero ahora de nuevo se acuerda de todo. Mis hijas también han sufrido. Estos días han sido terribles", añade.
El 28 de septiembre, cuando el papá recibió el llamado que lo alertó de la posible existencia de los restos de su hijo en el SML de Concepción, Sergio pensó que se trataba de uno más de tantos datos que recibió a lo largo de los años y que, uno a uno, fueron descartando.
"No me atrevía a decirle a mi señora porque era una cosa fuerte y yo quería comprobarlo primero", reconoce, y aunque lo que ha sucedido después es ampliamente conocido, Sergio remarca que ha sido sumamente doloroso, "la forma en que fue encontrado mi hijo, ni al peor se lo doy".
Despedida pendiente
Por ahora, el matrimonio y sus dos hijas saben que el 31 de octubre podrán despedir a su hijo y darle sepultura. Ese día, al mediodía, se realizará una misa en la parroquia San Agustín, y luego de ello familiares y amigos emprenderán camino al Parque del Sendero para, por fin, darle el último adiós.
Pero las consecuencias de todo lo ocurrido tienen todavía para un buen rato, "lamentablemente, por personas irresponsables se manchan las instituciones (...) esto va a ser un desafío, y en memoria de mi hijo voy a hacer todo lo que está a nuestro alcance legalmente para tener justicia".
"Para mi señora era terrible, porque siempre mantuvo la esperanza de que Sergio volviera vivo".
Sergio Mardoff Silva"