La historia del recital que marcó el camino del rock en Concepción
En 1984, Los Prisioneros tocaron por primera vez en Concepción, junto a Los Ilegales. Protagonistas de ese concierto recuerdan cómo fue esa histórica presentación.
En dos horarios, dos conjuntos, uno santiaguino y otro penquista, se presentan hoy en el Aula Magna, a las 19.00 y 21.00 horas. Se trata de los grupos Los Prisioneros y Los Ilegales, exponentes de las nuevas corrientes de lo que se ha llamado "rock chileno". Son jóvenes músicos que han encontrado en este tipo de música un lugar de expresión. Los Prisioneros lo integran Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia, intérpretes de títulos como "Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos", "Para eso está la publicidad" y "Mi profesor se está volviendo loco". La crítica ha dicho que son la piedra inicial de un nuevo movimiento musical chileno...
Era el 26 de octubre de 1984 y así anunciaba diario El Sur, en un breve texto informativo, el concierto que marcaría la historia del rock en Concepción.
La ampolleta
Era una época en que acceder a la música que se oía por entonces en el mundo era bastante difícil. "Vivíamos un apagón cultural debido a la dictadura", sostiene Ricardo Mahnke, por entonces estudiante de la Universidad de Concepción y conductor de "La ampolleta encendida", programa radial donde buscaba difundir las bandas de la época y la aun más escasa música en español.
"Ahí empecé a dar a conocer a Charly García", añade. "Y cuando Charly vino a Chile por primera vez, en agosto de 1984, fuimos con un grupo de amigos a Santiago a verlo".
No sería un viaje únicamente por el recital del argentino. El hoy cineasta penquista había visto antes una nota que salió en una revista "de un grupo raro que se llamaba Los Prisioneros". Y aparecía también una dirección. "Me parecieron tan interesantes, sobre todo en las letras, que cuando llegamos a Santiago aproveché de ir". El lugar era la disquería Fusión.
"El primero que me atendió fue Jorge González -relata Mahnke-. Hola, ¿tú eres del grupo que aparece en esta revista? Sí, me dijo. Entonces, no sé por qué, me vi como impulsado a decirle: ¿por qué no van a tocar a Concepción? ¡Y yo ni siquiera los había escuchado! Sólo había leído las letras que salían en ese artículo. Él me dijo: bueno, tendrías que conversarlo con mi mánager".
"Imagínate, era un cabro atendiendo una disquería ¡y ya tenía mánager! Me presentó a Carlos Fonseca y me pasó un máster con los temas de Los Prisioneros, y me lo traje a Concepción", rememora el director de cine, organizador de aquel emblemático concierto.
Y fue en el programa de Mahnke en la radio de la universidad donde muchos oyeron por primera vez "La voz de los 80". Los mismos que luego llegarían y alucinarían con la primera presentación de la banda sanmiguelina en Concepción.
"Ahí estuve, con 15 años", afirma Mauricio Melo, auditor de "La ampolleta encendida", programa que llegaría a su fin precisamente por pasar a una banda que llevaba por nombre "prisioneros".
"Yo los escuché en el último capítulo, que debo tener por ahí en un casete. Entonces llegué (al recital) absolutamente convencido de a lo que iba", sostiene el fundador de Santos Dumont. "También a un amigo, Héctor Dacosta, le tocó acompañar a los que fueron Los Ilegales en esa tocata. Entonces, llegué invitado por él y porque había escuchado de Los Prisioneros", agrega.
Los Ilegales, que abrían el recital, eran Álvaro Henríquez, Roberto "Titae" Lindl y Yogui Alvarado. "Cuando iban a venir Los Prisioneros -dice Mahnke-, yo dije que tenía que haber un representante de Concepción. Entonces le dije a Álvaro que tocara con Los Dick Stones, que era su grupo de entonces. Pero me dijo que ya no estaban tocando juntos. Entonces se armó otra banda con el Yogui, Los Ilegales. Esa fue la primera y única vez que tocaron".
Para Los Prisioneros, fue también la primera vez, pero no la última, que tocaban en Conce. "Fue súper importante para nosotros ese concierto", afirma el guitarrista Claudio Narea. "Fue importante salir de casa, salir de Santiago, conocer el mundo, en el fondo", comenta.
"En esa época -añade el músico- viajar en tren a Concepción era una gran experiencia. Yo tenía 19 años, lo más al sur que conocía era Linares, y Concepción era un mundo nuevo. Llegamos temprano, y el río, los árboles... era un gran descubrimiento de paisaje, para empezar".
"Me acuerdo de haber ido directo al teatro. Ahí conocimos a alguna gente que después se transformó en amigos. Conocimos a Los Ilegales, que se llamaban entonces, y me pareció muy raro a mí eso de tocar rock and roll antiguo, esa fue la primera impresión que tuve", dice Narea.
Ese día, en el escenario del Aula Magna, comenzó a escribirse un capítulo clave del rock penquista.
El concierto
"Los Prisioneros eran el grupo estrella. Los Ilegales abrieron y tocaron 'hay que reventar toda la noche sin parar...', creo que un tema con Jamaica, y cosas que hicieron luego con Los Tres", dice el periodista Sebastián Grant, entonces de 14 ó 15 años, quien vio el show en primera fila.
"Nosotros abrimos a Los Prisioneros y fue una experiencia entretenida", afirma Titae Lindl. "Éramos el Yogui Alvarado, Álvaro, yo y Dacosta", recuerda.
"A Héctor Dacosta le tocó suplir en la batería a Pancho Molina, que con el Alvarito se pelearon como dos semanas antes", asegura Melo. Y recuerda que "el Yogui nunca se escuchó en la tocata, o se escuchaba muy mal en realidad. Era una amplificación sumamente precaria y sumamente básico todo".
"Los Prisioneros sonaron un poco mejor, pero no había un gran sonido", ratifica Grant, hoy editor de Espectáculos de El Sur. "De hecho, en algún momento Jorge González agarra el pedal del bombo que se había echado a perder, y dice: ¡dónde tiro esta weá!".
"Los Prisioneros se notaba que venían ensayados, muy ensayados, porque nosotros creo que nos juntamos muy pocas veces, y esa diferencia se nota", explica Titae Lindl. "Y fue realmente increíble, sonaban muy bien, venían afiatados. Y Jorge González tocando el bajo y cantando... era realmente como una bofetada. Muy bueno", asegura el bajista de Los Tres.
"Yo no me acuerdo mucho de cómo fue el concierto mismo", dice Narea. "No teníamos nada publicado (La Voz de los '80 se lanzaría en diciembre de ese año) y el público tiene que haber escuchado respetuosamente. Ya estaba por salir el disco, entonces tocamos esas canciones, pero no recuerdo mucho más".
"Además, los recuerdos van variando, hay cosas que la gente relata de mis conciertos, de Los Prisioneros, que no son verdad. Es difícil creer todo lo que se dice de algo sucedido hace 34 años", subraya el músico, que hoy continúa el legado prisionero junto a Miguel Tapia.
"Hay como un mito de que hubo rencillas", apunta Titae Lindl. "Hubo una escena en la serie de CHV ('Sudamerican rockers') en que salió como una pelea, pero yo creo que no, no me acuerdo, fue todo buena onda", subraya.
"Yo no noté nada de esa rivalidad tras bambalinas de la que se habló después, pero tampoco estuve en los camarines ni nada", señala Grant, quien afirma que, según su recuerdo, hubo dos presentaciones ese mismo día. "Y fue viernes, porque me acuerdo que cuando llegué a la casa, estaba empezando una película, 'Testigo de cargo', que quería ver", asegura.
"Iban a ser dos días (viernes 26 y sábado 27), pero finalmente quedó en uno solo. Asistieron como cien personas", acota a su vez Ricardo Mahnke, quien en 2015 estrenó el documental "Concepción ¿cuna del rock?", donde recoge también la génesis de este emblemático show.
El legado
En los años que siguieron, hubo en Concepción otros conciertos importantes de Los Prisioneros, en el Colegio Médico, el liceo La Asunción, Ferbio, "pero ese encuentro (en el Aula Magna) fue como el que puso la primera piedra del rock penquista", subraya Mahnke.
"Creo que generó una amalgama musical especialmente entre el Yogui y Los Prisioneros, ahí se gesta una amistad reimportante para lo que va a ser la reputación musical de Concepción, en el sentido de que en Santiago se dieron cuenta de que en Concepción había gente que sabía de música", opina Grant.
Para Narea, ese recital "obviamente fue importante, fue el primer lugar al que salimos, ahí comenzó una vida, en el fondo, de tocar en otros lugares".
"Fue el punto de partida del rock penquista", enfatiza Melo. "Nos dimos cuenta de que sí se podían hacer las cosas, fue como una inspiración para muchos. El Yogui se arma luego con Emociones Clandestinas, Los Tres se terminan consolidando, había muchas personas que después se convirtieron en músicos", dice el guitarrista de Santos Dumont y bandas como Los Brando, subrayando que esa tocata "fue absolutamente determinante para el rock penquista".
"Ese encuentro fue como el que puso la primera piedra del rock penquista".
Ricardo Mahnke"
"Irse en tren a Conce era una gran experiencia. Quedamos enamorados de Concepción"
Claudio Narea"