45 días en la Copa y cien días de permiso
El de 2014 fue "el año" de Sergio Román en su trayectoria como juez asistente. Estuvo en el Mundial de Clubes de Marruecos, y en la Copa del Mundo de Brasil junto a la terna chilena que tenía a Enrique Osses como árbitro central, y a Carlos Astroza como el otro asistente. "Llegamos a Brasil dos semanas antes del inicio del Mundial. Fue un tiempo de preparación, de ver muchos videos, de evaluaciones constantes, de unificación de criterios referiles", comentó el profesor de Educación Física, quien ese mismo 2014, y tras 23 años dedicados al silbato, se retiró de la actividad. "En los 30 días que dura el Mundial en sí, tuvimos el privilegio de dirigir dos partidos: Costa de Marfil ante Japón, e Italia contra Costa Rica. En ambos nos fue bien", aseguró, y agregó que "el momento de más nervio fue en el primer encuentro, cuando estábamos con los equipos en el túnel, a punto de salir a la cancha. Ahí me dije 'cómo llegué aquí', pero ya en el campo de juego me olvidé de todo lo externo y me concentré en el juego". "Los mundiales son competencias de otro nivel en todo aspecto. Por ejemplo, la Primera A chilena es un campeonato decente, la Libertadores es de categoría intermedia, pero la Copa del Mundo es espectacular. Los árbitros estábamos en hoteles cinco estrellas, muy bien atendidos y con cinco preparadores físicos y varios masajistas a nuestra disposición". "En mi trabajo, el Colegio Salesiano de Concepción, se portaron muy bien. Ese año pedí como cien días de permiso, ya que a los 45 días de Brasil agregué los 25 que estuve en el Mundial de Clubes, más otros por los torneos Conmebol", sentenció. En Brasil 2014 aún no se aplicaba el VAR.