La particular vida de un ingeniero penquista en los Emiratos Árabes
Rodrigo Betanzo lleva dos años en Medio Oriente, haciendo patria al "otro lado del mundo".
Medio Oriente asoma como algo lejano para el común de los chilenos. No así para el penquista Rodrigo Betanzo, quien ha hecho de esas tierras su segundo hogar, donde convive con el mes de Ramadán, con 50° de temperatura en verano, y una diversidad cultural que lo hace sentirse muchas veces como en casa.
"Cuando niño alucinaba con las banderas del mundo. Me aprendí todas las capitales y hasta me hice mi propio globo terráqueo de plumavit. Nunca pensé que en algún momento mi anhelo de ver el mundo literalmente se iba a convertir en realidad", comenta desde Ras Al Khaimah, unos 100 km al noreste de Dubái, donde vive desde 2016.
Nació en Talcahuano, pero que gran parte de su vida la hizo en el sector de Remodelación Paicaví. Estudió en el Colegio Bautista de Concepción para luego entrar a Ingeniería Civil en la UdeC.
Fue su profesión la que lo llevó a cumplir este sueño "trotamundo". Primero en Estados Unidos, donde estudió un master en Ingeniería Civil en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, y luego al otro lado del mundo, aunque para llegar a Emiratos Árabes, no fue él, sino su esposa, Rosalyn, quien tuvo mucho que ver.
Mientras él estudiaba en Norteamérica, Rosalyn (norteamericana), anhelaba viajar a Sudamérica y enseñar el idioma, lo que hizo en Conce en una iglesia local. "En 2014, durante el break de verano en la U en Illinois decidí viajar a Chile a visitar a mi familia. Al mismo tiempo Rosalyn viajó a Chile durante sus vacaciones de verano. Estando en Conce, una amiga, Vanesa, me llamó para que la acompañara a la Fiesta del Chancho en Yumbel, donde varios de los profesores que venían de EE.UU. iban a pasar un día de recreación. Mi amiga me había pedido 'ayuda con los gringos' para conversar y compartir con ellos. Fue ahí donde comenzó todo", repasa.
Por amor a dubái
Ambos siguieron luego su vida en EE.UU, se casaron el 2016, y ese mismo año a Rosalyn le llegó una oferta de trabajo desde Emiratos Árabes y partieron. "Nos casamos en julio, y llegamos en agosto de 2016 a vivir al Emirato de Ras Al Khaimah", repasa.
Desde ahí comenzó su nueva vida, tanto personal como profesional. "Sirvo como Consultor Senior para la firma multinacional de consultoría WSP, una de las más grandes del mundo. Soy responsable de garantizar aspectos técnicos y comerciales de proyectos de infraestructura de gran envergadura, proyectos icónicos en Dubái, y otros en países como Qatar, Omán, Arabia Saudita e incluso Irán", cuenta, además de ser profesor en la U. de Bolton, filial de la universidad británica en los Emiratos.
otra vida, otro mundo
En sus casi dos años en Ras, Rodrigo ha conocido de cerca la forma de vida y costumbres, en un país marcado por la diversidad y fuerte presencia extranjera. "Sólo el 15% de la población que vive en los Emiratos son nacionales Emirati. El resto la constituimos los expatriados de todos los rincones del mundo, con más de 200 nacionalidades", afirma.
"Lo más particular para mi ha sido vivir el mes santo de Ramadán. Durante este mes musulmanes invitan a la reflexión, oración y ayuno. Malls y restaurantes están cerrados todo el día y abren solo luego del Iftar, la hora de oración de la tarde".
Manejar por las calles de Dubai ha sido otro desafío. "Casi nadie respeta los límites de velocidad. Se te pegan al parachoques trasero haciendo cambio de luces para que te muevas, incluso si tú vas a 120 kph. Lo bueno es que eso me ha hecho un mejor conductor", apunta.
Las comidas igual las disfruta. "La diversidad de culturas es también sinónimo de variedad gastronómica. Algunos platos que se han vuelto mis favoritos son el pollo o carne masala con mantequilla, shish kebabs de cordero, humus con pan árabe, arroz basmati, y una receta de Afganistán de costillar de cordero", detalla.
Un país seguro, de mucho respeto. "Es posible ver que gente deja el auto con el motor andando cuando tienen que bajarse a hacer un trámite corto. Yo igual lo hago, se hace costumbre", afirma.
Y también ha aprendido de su idiosincrasia. "En algunos lugares se debe respetar el 'dress code', es decir, pantalones largos para los hombres, y mujeres deben cubrir sus rodillas, hombros y cabeza. Por lo general esto es así en lugares de culto religioso, o edificios gubernamentales".
Costumbres y formas de vida que han permitido a este penquista vivir lo que soñaba cuando pequeño, pero que dice no cambiar por lo que es parte de su esencia, eso de ser penquista. "Se extraña la familia, los amigos, ir a comer una gorda a la Fuente Alemana, o el hecho de que caminando llegas a todas partes en el centro de Conce", expresa.
"En algunos lugares se debe respetar el 'dress code', es decir pantalones largos para los hombres, y mujeres deben cubrir sus rodillas, hombros y cabeza"."
"En general existe un ambiente de mucho respeto. Los Emiratos es un país muy seguro"."