Vecinos de la clínica pasaron la noche con nylon en la ventana
La onda expansiva de la explosión rompió los vidrios en varios edificios cercanos al recinto hospitalario penquista. Las personas estaban desayunando, a punto de despertarse o cocinando cuando sintieron el estruendo.
N o hubo víctimas fatales de personas que vivieran en las cercanías del Sanatorio Alemán.
No obstante, muchas de ellas sufrieron un momento de terror tras sentir el estruendo de la explosión en el comienzo de un fin de semana.
Vidrios rotos fue la principal consecuencia material de la onda expansiva tras el suceso. Esto trajo como consecuencia una solución transitoria en los edificios, que fue poner nylon en los ventanales para pasar la noche.
"El material resistió bien. No hizo frío ni nada. Llovió en algún momento pero tampoco causó problemas. He hablado con la gente del edificio y por suerte no hubo mayores inconvenientes", señaló el conserje Juan Hernández, del Edificio Gales.
El trabajador agregó que "el único problema que tenemos en estos momentos es que los recolectores de basura no están autorizados para sacar los escombros y no sé cómo van a retirarlos. Yo tengo 60 kilos de vidrio y otros colegas están en una situación similar".
Por último, Hernández indicó que "tengo como cuatro o cinco tarjetas de vidrierías ofreciendo sus servicios, pero los vecinos aún no quieren saber nada de eso. Sólo piensan en descansar tras lo que pasó".
Vecinos preocupados
Blanca González vive en el mismo edificio y señaló que "el nylon resistió muy bien y con mi familia pudimos dormir tranquilas. La reposición de los vidrios lo veremos mañana (hoy) y tendré que ocupar mis medios".
La propia González describió el caótico momento que pasó cuando se encontraba en su departamento al instante de la explosión. "Estaba en la cocina, me di vuelta y sentí el estruendo. Después vi el humo que provocó el accidente y luego vi el living y me percaté que los vidrios estaban rotos. Al principio no me di cuenta".
Ella agregó que "vivo con mis tres hijos y después del terremoto de 2010, esto ha sido lo más fuerte que hemos vivido. Una de mis hijas es médico del Hospital Regional y fue a ayudar al Sanatorio".
Héctor Canales es un adulto mayor que también sufrió los efectos colaterales del estallido. "Con mi esposa estábamos empezando a tomar desayuno y se sintió la explosión. Como que me levantó y me dejó caer. Fue impresionante. Fuimos a mirar y nos dimos cuenta de que fue en el Sanatorio y que una onda expansiva nos quebró tres ventanales".
Sobre la reposición de los vidrios, Canales opinó que "esperemos que esto decante y se sepa qué fue lo que generó el problema. Una vez que pase todo eso, hay que ver contra quién se puede reclamar".
Marcela Bruno fue otra de las vecinas afectadas, quien describió la explosión como "una bomba. Fue como que la construcción se hubiera movido. Todavía tenía el corazón como que se me salía. Al principio pensé que fue un choque o algún problema del edificio. Cuando con mi hija supimos que al final se trató de una fuga de gas en el Sanatorio Alemán y hubo fallecidos, fue terrible. Aún estábamos nerviosas".
Galería afectada
Jacqueline Jouannet es kinesióloga. Hace seis años que tiene su consulta personal en la galería del Edificio Canelo, donde también es residente.
Jouannet dijo que "afortunadamente no estaba acá en ese momento y no había nadie en el local comercial. Generalmente abrimos cerca de la hora en que fue la explosión, pero no pasó nada".
Sobre las pérdidas materiales, la kinesióloga señaló que "aún no hemos podido hacer el avalúo de lo que se perdió aparte de los vidrios. Mis equipos que uso en la consulta aún no los reviso. No sé si están descalibrados. En principio estabamos pendientes de sacar los escombros".
Por último, Jouannet afirmó que "esperamos que el seguro del Sanatorio nos cubra los gastos porque quién más lo va a hacer. Los vidrios quebrados fueron muchos".
60 kilos de vidrio afirmó tener el conserje del Edificio Gales, los que aún no son retirados.