Lo habitual es ver a perros pasear con correa y un collar a la pinta con su dueño. ¿Pero alguna vez han visto a un gato pasear? ¿Con arnés puesto, correa y paseo por las calles y parques como si nada?

La verdad es que no es tan habitual, pero existe. Los que tenemos gatos sabemos lo curiosos que son, lo mucho que les gusta caminar y pasear, oler flores, caminar por lugares que no conocen y explorar todo lo que hay a su alrededor. Una de mis gatas, Anastasia, a quien ven en la foto de esta columna, es una amante de la exploración y aunque viviéramos en una parcela, ella no estaría nunca conforme con el espacio que tiene.

Y es por eso que muchos dueños han optado por acostumbrar a sus gatos a un arnés desde pequeños para que les sean familiares los paseos. En vez de arriesgarse a que su gato ande solo por las calles o los dueños responsables que no los dejan salir pero les da pena que no conozcan su exterior, ya lo han probado. Porque claro, un gato adulto será difícil que acepte un artefacto raro en su cuerpo que lo fuerce a caminar. Entonces, al igual que los baños, si se los practican desde cachorros, la tina será súper familiar.

Como todo igualmente se puede empezar a practicar con paciencia, cada dueño sabrá de acuerdo a la timidez o nerviosismo de su gato si éste realmente disfrutará un paseo del estilo.

Para eso, se recomienda comprar un arnés especial para gatos y una correa específica para ellos, ya que las de perro no están diseñadas para este efecto.

Si la intención es que el gato camine lo ideal será una cinta corta para que mantenga el paso, en cambio si el objetivo del paseo es que el gato juegue será mejor una cinta larga.

Lo primero, entonces, será mostrarle todos estos nuevos accesorios a su gato para que se familiarice con ellos. Primero pruebe el arnés sin la correa dentro de la casa, así se acostumbra a llevarlo con naturalidad.

También pueden ayudar los refuerzos positivos, es decir, un poquito de lo que más le guste comer al gato al momento de ponerle el arnés, porque así lo asociará con algo bueno. Si pasan muchos días y el gato no parece acostumbrarse, y más bien tiende a ponerse tenso o molesto, es mejor no continuar con la idea.

Después de un tiempo la prueba de fuego se hará en un lugar protegido como un jardín o un pasaje. Siempre con mucho cuidado, poniendo atención a los peligros de la calle y sobre todo a los perritos sueltos.

"Muchos dueños han optado por acostumbrar a sus gatos a un arnés desde pequeños para que les sean familiares los paseos""