Para emprender ¿necesito experiencia y roce suficiente o, simplemente, necesito el llamado a desafiarme a mí mismo y lanzarme? Pensando en lo segundo, ¿importa la edad? Forbes México citaba el 2013 a una agencia experta que situaba la edad ideal en 38 años y para el 2016 cambiaba la teoría y contrastaba dos corrientes de pensamiento: la de los jóvenes e impetuosos y la de los maduros y cautos.

La interrogante que nace es ¿qué tienen de especial los jóvenes e impetuosos? Según el portal Entrepreneur, tener menos responsabilidades, más tiempo libre e ingenuidad son razones por las cuales los llamados sub30 pueden ser mejores emprendiendo. Paradójico, pero si analizamos brevemente, el tener menos responsabilidades y más tiempo libre hacen que la dedicación que le puedo dar a la concreción de mi emprendimiento sea mejor en cantidad y calidad; puedo llegar a tener menos pendientes en mi mente y en mi agenda y, por ende, mi disposición mejora.

La ingenuidad es la que nos permite desafiar límites, el estatus quo, paradigmas y otros tecnicismos con los que nos encanta divagar para referirnos a pensar distinto y creer que algo se puede cambiar.

Hacerlo bien emprendiendo innovadoramente es algo que se debe ejercitar y, a temprana edad, pues en los sub30 hay sentido de urgencia e inmediatez por resultados. En ese sentido, buscamos hacernos cargo de esto y potenciarlo, más que aplacarlo e intentar cambiarlo.

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