Camila Espinoza López
A unque en la vida silvestre puedan parecer enemigos, ver a un gato y a un conejo en la misma casa, y manteniendo una buena relación, es posible.
"Normalmente, la convivencia inter-especies se da mucho más fácil cuando se crían desde pequeños. Si un conejo o gato llegan al mismo hogar en condiciones similares de manutención en relación a la dependencia del amo, se genera una relación bastante estrecha desde el comienzo", dice Taryn Diederichs, coordinadora veterinaria de Pet Happy.
Advierte que "siempre existe la posibilidad de que el gato, en algún punto de la vida, le genere algún rasguño o ataque al conejo, porque finalmente la naturaleza muchas veces sobrepasa a la educación o a la intervención de la mano del hombre".
Daniela Araya, etóloga de Terapia Animal Chile, sostiene por su lado que "si hay un vínculo de por medio entre estas especies, no debería haber mayor conflicto".
En la adultez
Diederichs afirma que "es menos difícil hacer la conexión si el conejo es adulto porque, de alguna forma, puede acoger como cría al gato pequeño".
Advierte, sin embargo, que el caso inverso puede ser problemático.
"Cuando tienes un gato adulto es más complicado, porque él es dueño de su casa. Ya traerle otro gato es complicado. Traer un conejo es como traerle diversión para cazarlo. No digo que se descarte de plano, pero ahí hay que hacer un trabajo más dirigido. Probablemente, con el apoyo de un etólogo", comenta.
La presentación
Daniela Araya sostiene que cuando se va a presentar un nuevo animal a su mascota, es fundamental que esto ocurra en un proceso paulatino y no de golpe y porrazo.
"Lo más importante es no invadirlos ni presentarlos de golpe. Que entremedio haya comida, juego y que cada uno tenga su zona de seguridad", dice la experta.
La veterinaria comenta que, al traer a la nueva mascota, no debe haber contacto visual de inmediato. Por ejemplo, que el gato la pueda oler solamente desde una caja de transporte y que el conejo permanezca en una zona de seguridad, como una pieza.
Posteriormente se puede aplicar el juego de "siluetas chinas", es decir, que el gato juegue y desde otro lugar el conejo pueda ver su sombra y así se acostumbren a su movimiento sin temor.
El período de habituación normal debiese ser entre una o dos semanas, aunque puede variar dependiendo de si alguno de los animales tiene problemas conductuales, recalca la especialista.
Dominancia
De acuerdo a Diederichs el cómo se dé la relación dependerá, en gran medida, de las características de cada animal.
"Depende mucho de la naturaleza del gato. Hay gatos y perros que son más dominantes que otros. Si tienes un gato de carácter más dominante, probablemente puede pegarle una desconocida al conejo. Puede ser que el conejo resulte ser más territorial y el gato, de alguna forma, percibe que este conejo no es cualquier conejo y que no puede invadir su territorio y logran respetarse", dice la veterinaria.
Su espacio
Otro factor importante para evitar problemas de convivencia es que cada mascota tenga su espacio dentro del hogar.
"El conejo, de todas formas, necesita habitar dentro de la casa y tener un lugar de refugio. Ellos lo necesitan por una cosa natural. Les gusta dormir en un lugar más cobijado, en una guarida. Tiene que tener una jaulita más o menos amplia y el lugar donde lo suelten tiene que tener ciertos resguardos porque es más delicado que el gato", relata la veterinaria.
En el caso del gato, la veterinaria comenta que estos tienen una relación más estrecha con su amo: "Se adueña de la cama del amo y, obviamente, hay que generarles su espacio".
Recalca que también hay que preocuparse de separar la zona de alimentación de uno de la del otro, para evitar conflictos.
"Lo más importante es no invadirlos ni presentarlos de golpe. Que haya comida, juego y que cada uno tenga su zona de seguridad"
Daniela Araya,, etóloga de Terapia Animal Chile"