Don de payador (a): el arte de improvisar con música y poesía
La paya, improvisación o trova es un arte europeo que mezcla figuras literarias con la música instrumental. Viene del campo y busca proteger la tradición cultural de cada país donde se practica. Es el "freestyle" de las canciones de cuerda.
Picardía, creatividad, pasión y ritmo son los elementos que caracterizan al arte de la paya, una actividad oriunda de España que mezcla poesía y sonidos tradicionales de la música de cuerda. Ella enfrenta a cantantes que, alrededor de un tema, improvisan rimas y versos en el momento, acompañados de instrumentos como la guitarra o el violín.
El tema es dado cuando inicia el enfrentamiento, no antes. No hay preparación previa ni la posibilidad de estudiar información, las palabras son las que salen en el momento.
Poder femenino
En el mundo de la paya, y como en muchas otras ocupaciones de origen campesino, hay mayoría masculina; pero la representación femenina se hace cada vez más fuerte.
Mariela Acevedo es uruguaya y se dedica desde pequeña a esta actividad. La pasión se la heredó su padre, quien era payador. Se crió entre versos, así que fue fácil adaptarse al estilo.
"Este arte se trata de la creatividad y la espontaneidad. Nosotros no tenemos ningún verso escrito, se va creando, se va inventando en el momento. Debe tener contenido, tratando de dejar algún mensaje. Y están los contrapuntos, donde uno no sabe qué te va a decir el otro y tienes que contestarle, obviamente, con palabras coherentes. Es algo que se va escribiendo en el viento", explica, tras afirmar que las mujeres se sienten siempre acogidas y respetadas por sus colegas.
Leidy Mejías es colombiana y trovadora desde 2010. Influenciada por su hermano y su primo, que se dedican a esto desde hace 30 años, señala que "en mi país, de 100 trovadores hombres hay, al menos, una mujer. En competencias alcanzamos a ser dos. Pero cada vez se está abriendo más el campo, se está intentando crear escuelas y motivar a más mujeres para que entren en la improvisación".
Desde Perú llegó María Guerra, una joven payadora que hace cuatro años se dedica a la conversación musical. María se enamoró de las rimas mientras hacía su proyecto de tesis universitario. Desde entonces, practica hasta el cansancio para perfeccionar su improvisación e impulsar la participación femenina en él.
"Me gustó tanto, cuando tenía 19 años, que me envicié. En Perú la mayoría son hombres, pero no he sentido tanta diferencia o rechazo entre ellos hacia mí, como ocurre entre otros países", dice la joven peruana.
Fenómeno vivo
Para dedicarse a la paya, más que buena memoria o rapidez mental, se necesita amor por el arte y dedicación del corazón, dicen los que saben. La idea de una competencia o enfrentamiento entre cantantes, no es solo dar una buena respuesta, también es crear un poema que el público sienta y entienda.
"Como es un arte que nace en el campo, sabemos cómo funciona esto. Hay días en que recoges harto producto y te va bien. Y hay días en que no aparece, ocurre algo extraño y te va mal. Así es con el verso. Nos pueden aplaudir o abuchear", expresa Luis Paz, versador cubano.