Las historias de los fieles que viajaron a Maquehue
Le hicieron el aguante al frío durante diez horas de espera para ver al Sumo Pontífice.
M. Saavedra / A. Levet - Enviados especiales en Temuco
Los peregrinos que llegaron hasta el aeródromo Maquehue para participar de la Misa por el Progreso de los Pueblos tuvieron que soportar una fría madrugada. Los más preparados llegaron a la Parcela B2 con sacos de dormir, asientos plegables y colchones inflables. Otros tuvieron que recurrir al ingenio para soportar el frío de la madrugada y la incomodidad del terreno durante diez horas de espera.
A diferencia de los otros sectores que conformaban el escenario general de la misa, el B2, integrado principalmente por fieles de la Región del Biobío, abría a las 00.00 horas de ayer, por lo que requirieron de enorme paciencia y sacrificio. Se les indicó que no podían ingresar con muchas comodidades, para no ocupar el valioso espacio de los otros peregrinos.
Uno de los primeros inconvenientes se produjo en el acceso, cuando las horas asignadas se fueron retrasando porque hubo gente que ingresó a parcelas que no les correspondían, con la finalidad de ver más de cerca al Pontífice.
Frío a la intemperie
Aunque se dispuso de una madrugada de vigilia y oración, además de la animación rotativa por parte de sacerdotes y varios números artísticos para entretener a los asistentes, las horas más largas y pesadas fueron entre las dos y las seis de la mañana, cuando el frío y la incomodidad del piso volvían imposible el descanso para muchos de los fieles, que sólo querían dormir tras haber viajado hasta Temuco y, más aún, después de la caminata de varios kilómetros que había que cubrir para llegar hasta el lugar de la misa.
"Salimos de Conce a las seis de la tarde, llegamos a las doce de la noche y nos vinimos caminando", contó Viola Peirín, de la parroquia San Pablo Apóstol de la Villa Universitaria. Agregó que "fue una caminata entretenida, en grupos, pensamos que nos iban a traer con los buses hasta acá arriba, pero llegamos bien. Nos hizo falta un cafecito, no trajimos termo, pero podrían haber vendido".
Eso fue lo que más pedían los fieles durante la larga espera: agua caliente o café. El problema es que una vez ingresados a la parcela asignada, los peregrinos no pudieron abandonar dicho perímetro hasta que terminó el encuentro con el Papa Francisco.
Buen ánimo
Pese al cansancio, la mayoría de los asistentes se tomó la situación con el mejor de los ánimos. Benjamín Molina, de Cabrero contó que "al principio teníamos frío, pero como fueron pasando distintos artistas se fue pasando de a poco".
Rosa Jara, de Cañete, añadió que "con la caminata y entusiasmados por llegar al lugar, la verdad es que no nos dio frío, llegamos como a las cuatro de la mañana al aeródromo".
María Vásquez, de Barrio Norte, contó que junto a Carmen Baeza, de Villa Acero, se aperaron con chales y mantas de polar. "Nos salvaron harto en la noche y gracias a eso hemos podido aguantar el frío".
Otros se taparon hasta con papel de diario o se echaron a dormir con lo puesto sobre el irregular terreno. Aseguraron, al otro día, que todas las incomodidades valieron la pena.
10 horas debieron esperar los fieles desde el ingreso a la parcela hasta el inicio de la misa papal.