La rabia es una enfermedad de baja incidencia de tipo viral, que en el hombre se presenta cuando ha sido transmitida por algunos animales específicos, como el perro en el caso de animales domésticos o el murciélago en el caso de animales salvajes. Esta se transmite a través de la saliva del animal en el momento de la mordedura.

A pesar que en la última década ha habido mayor control de las especies transmisoras de esta enfermedad, existen factores de riesgos asociados a ella, como vivir en zonas rurales, estratos de pobreza y vulnerabilidad, asociado a deficiencias sanitarias, en donde no hay controles animales bien establecidos, con la consiguiente abundancia de perros callejeros sin cobertura de vacuna y la existencia de poblaciones de murciélagos.

Cuando el ser humano se infecta, puede tener un periodo largo en el que no aparecen síntomas, que puede ser entre uno y tres meses, dependiendo de la cantidad de virus inoculado en el momento de la mordedura, llamado periodo de incubación. Cuando aparecen los síntomas, inicialmente aparece fiebre y puede haber dolor y hormigueo, con disminución de la sensibilidad en el lugar de la mordedura.

Se presenta de dos formas, "rabia furiosa", en donde el paciente presenta manifestaciones de hiper excitabilidad y "rabia paralítica", en donde el virus ataca al sistema muscular produciendo lentamente parálisis de este.

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