El legado de Baldomero Lillo en Lota continúa con su bisnieta
Lorena Lillo es la presidenta de la Corporación que lleva el nombre del escritor y que mantiene en pie Lota Sorprendente. Para ella, Baldomero es Lota y viceversa.
Es inevitable preguntarle, cuando se la tiene enfrente, si es que también escribe. En sus venas corre sangre con letras. Su bisabuelo fue Baldomero Lillo, uno de los escritores más destacados del país, y de los mejores exponentes del realismo social. Ella, Lorena Lillo, quien desde hace cinco años preside la Corporación que lleva el nombre del artista, asegura que algo lleva en el ADN, pero no ha sido publicado de la manera masiva como su pariente.
Sin embargo, si bien no siguió los pasos literarios, se ha propuesto mantener en lo más alto el nombre de Baldomero, quien es parte importante de lo que es la ex comuna minera.
"Nuestro fin era mantener el legado vigente lo que Baldomero tiene a través de sus relatos. Afortunadamente hasta hoy se leen los cuentos de él. Sus obras están incluso en chino mandarín traducidas. Es considerado como el padre del cuento chileno. Era necesario poner en valor, desde la voz de Baldomero, todo este patrimonio vivo que todavía existe que son los ex mineros", cuenta.
Darle un valor
Sentada en su oficina, ubicada en el segundo piso del Museo del Parque de Lota, Lorena detalla que fue la teleserie "Romané", donde uno de los gitanos adoptaba el nombre de su bisabuelo, el que les hizo click para crear la entidad. "Era bien tránsfugo el personaje. Se les ocurrió ponerle ese nombre, pero por qué así, por qué no otro. Para nosotros era grave. Llamamos para hacer nuestra queja, donde luego surgen unas disculpas. Eso nos dio las luces para la creación de la corporación para que la obra y el nombre de Baldomero fueran bien utilizados", comenta.
Y así lo ha hecho los últimos años, cuando se ganó, con la corporación, la concesión de Lota Sorprendente por dos décadas. "Hoy es una tremenda responsabilidad y por sobre todo por el tema de Lota. Lo sentimos así. Mi familia me encomendó primero ser presidenta de la corporación y luego participar de esta licitación pública con un problema tremendamente quijotesco, por decirlo de alguna forma. Llegamos acá con un puro corazón, esta corporación no tiene mayores recursos. Tenemos un gran lugar y 78 trabajadores, que queremos mantener en el tiempo", dice.
Sus recuerdos
Lorena Lillo lleva con orgullo su apellido. No obstante, recuerda con gracia que cuando estaba en el colegio era recomplicado decir que era descendiente de Baldomero. "La profe de Castellano me decía que tenía que hacer la mejor composición, el nivel de exigencia era mayor. Trataba de que no supiera nadie, pero de alguna manera se sabía".
Asimismo, gracias a las hijas del escritor, que vivieron hasta la década de los 90, pudo saber más de él, que en el museo tiene su habitación, la primera, llena de fotografías y recuerdos. "Baldomero es como la gente lo tiene en la retina. Era tremendamente reservado. Una personalidad muy fuerte. Pensé que era una persona menos poderosa, pero sí lo era. También muy correcto y solidario", señala.
"Hoy es una tremenda responsabilidad y por sobre todo por el tema de Lota. Lo sentimos así"
Lorena Lillo"