Héroes silenciosos: brigadistas del norte en el terremoto de México
Cuatro antofagastinos y un calameño, acompañados de sus perros de búsqueda, viajaron hasta el país azteca para detectar víctimas entre los escombros. Son parte del equipo K-9 Creixell Chile.
K-9 es el nombre de la unidad especializada en búsqueda y rescate de personas. Así a primeras el nombre no dice mucho, pero si se pronuncia en inglés se puede notar que se trata de un juego de palabras en pronunciación anglo, lo que debería sonar como "keinain", una locución para decir "canine", es decir "canino".
Y eso es precisamente lo que define a esta ONG perteneciente a Creixell Chile, con base en Antofagasta, un grupo altamente entrenado en la localización de personas vivas o fallecidas, principalmente en tragedias y a través de perros detectores.
Hace varios años que la agrupación trabaja en Antofagasta, encabezada por Reynaldo Rivera, rescatista que también se desempeña como tercer comandante del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta.
La experiencia llamó nuevamente al equipo de Reynaldo. Es así como de inmediato el jueves 22 tomaron un avión para llegar a México con una delegación de rescatistas compuesta por: Luis Plaza, Francisco Morales, Roberto Morales y Javier Monje de Calama, acompañados de los perros especializados: Máximo, Nicki, Norbu y USAR. El nombre de este último corresponde a la sigla en inglés de su especialidad: "Urban Search and Rescue", es decir, búsqueda y rescate urbano.
Apenas llegaron al DF de inmediato se dedicaron a las labores de rescate, uniéndose a voluntarios como el paramédico de Concepción, Luis Olivera Morales; otros de Portugal, Brasil y España por parte de la ONG y otros rescatistas del mundo.
"Desde España nos llamaron a cinco como parte del equipo y cuatro perros chilenos, lo que significa que estamos haciendo las cosas bien", dice Rivera.
El rescatista sabe que el apoyo que entrega el equipo de canes es crucial. A veces con el mayor de los éxitos, logran rescatar a las víctimas con vida. Otras, lamentablemente, no.
"Éste es como el quinto terremoto en el que ha trabajado USAR. Máximo también es un perro que tiene harta experiencia como en Ecuador... ahí nos fue bien, entre comillas, hicimos varias marcaciones de personas. Lamentablemente casi todas eran personas fallecidas, pero eso también les da tranquilidad a las familias para poder hacer las sepulturas", comenta.
El voluntario se ha mantenido trabajando junto a su fiel compañero de cuatro patas, USAR. La tarea del equipo K-9 se extenderá al menos durante una semana y consiste en realizar labores en los edificios derrumbados en busca de alguna señal que los lleve a ubicar alguna víctima.
Trabajo
Acá los animales son vitales, sobre todo por su rapidez en la detección de personas y también si es que no las hay en alguno de los escombros. Esto último cobra bastante relevancia porque así se descarta dicha zona y el equipo se concentra en una siguiente. Es una carrera contrarreloj.
"El humano sufre estrés psicológico y emocional. Pero el perro tiene un estrés olfativo, ya que al tener muchos olores en el ambiente, ya no se comporta con la misma eficacia", dice.
Claro que, para evitar el desgaste del animal, se trabaja con relevos, razón por la cual viajan con varios caninos, armando así equipos de perros más experimentados con los más jóvenes, para primero detectar siempre aquellas víctimas que se encuentran vivas.
Durante sus primeras horas de trabajo en la capital azteca, Rivera detalla que tal vez lo más engorroso fueron las distancias extensas entre los edificios derrumbados, lo que a veces se traduce en una hora de traslado: "Hemos hecho búsqueda y rescate en dos zonas, entre ellas una escuela, una fábrica y después en una zona residencial. Hasta el momento ha sido un resultado positivo, los perros han trabajado bien, los resultados que hemos tenido han sido efectivos. Al equipo de los 4 perros chilenos se unieron uno de Portugal y otro de España".
Y en cuanto al ambiente que se vive en la zona, el tercer comandante señala que, como es esperable, la comunidad local se encuentra bastante afectada. Sin embargo, actúa de manera similar a la chilena frente a este tipo de desastres, donde prima la solidaridad y la preocupación por el otro.
"La comunidad está bien unida y se ha visto mucho la cooperación de voluntariados. Los vecinos salen a entregar comida caliente y se están haciendo los entierros de quienes fallecieron, así que igual el ambiente está complicado en ese sentido".
La fe ha servido para buscar fuerzas: "Ellos tienen una tradición en la que cuando fallece alguien lo entierran y durante nueve días rezan el rosario a las 7 de la tarde".
"La comunidad está afectada pero, bien unida y se ha visto mucha cooperación de voluntariados".
Reynaldo Rivera, sobre el ambiente que vive en la zona de la catástrofe."
"Hay equipos tecnológicos, pero el más eficaz sigue siendo el perro".
Reynaldo Rivera, presidente de la ONG K-9 Antofagasta."