Jóvenes crean crowdfunding para pagar operaciones caras
Tres estudiantes egresadas de Ingeniería Comercial fundaron Alegra, organización que busca ayudar a quienes no pueden costear sus intervenciones o tratamientos a través del aporte desinteresado de personas solidarias.
Partió como una forma de financiar proyectos creativos, donde varios "mecenas" podían aportar dinero para llevarlos a cabo, en algunos casos a cambio de una recompensa y en otros de alguna obra como un disco o un libro. Pero el crowdfunding da para costear distintas alternativas.
Carolina Garín, Camila Muñoz y Aída Segovia, egresadas de ingeniería comercial, le dieron una vuelta de tuerca al concepto y crearon Alegra, una fundación sin fines de lucro que desarrolla crowd-funding para personas que no tienen los medios para pagar tratamientos de salud u operaciones muy caras. La idea es que puedan hacerlo gracias al aporte voluntario de personas solidarias, que no esperan nada a cambio.
"En la universidad siempre nos motivan a emprender y las tres hemos buscado temas sociales. Y ahora cuando nos tocó el momento de la titulación nos preguntamos qué íbamos a hacer a futuro, cuál sería nuestra vida laboral y siempre nos unían las ganas por ayudar a las personas", relata Camila Muñoz.
Analizando las diversas alternativas optaron por realizar un proyecto que reflejara esas ganas, así que se pusieron a buscar una problemática social donde ellas pudieran aportar. Investigaron en el área de la salud y la educación y donde encontraron más carencias fue en la primera.
"Entre muchas áreas que revisamos nos quedamos con los pacientes con requerimientos especiales, pacientes con enfermedades raras o complejas o con un diagnóstico complicado y que necesitan millones de pesos para operarse, para comprar un remedio o costear un tratamiento", detalló Camila.
En su estudio encontraron personas con distonía que necesitaban $40 millones para tratarse o algunos tipos de cáncer donde se requiere de un presupuesto mensual muy alto. "Fuimos a hablar con una asistente social de un centro de atención primaria y tenía el caso de una persona que necesitaba $37 millones. Estas personas no tienen los recursos y tampoco está la ayuda porque son enfermedades que no están cubiertas por ningún sistema, ni el público ni el privado", advirtió Muñoz.
Buscando alternativas para conseguir fondos y ayudar a esas personas, dieron con el sistema de crowdfunding, que busca reunir fondos a través de la multitud.
Donaciones
En nuestro país el sistema del crowdfunding se ha utilizado principalmente para proyectos culturales. A través de un soporte web se presentan los proyectos y los interesados pueden entregar dinero de manera electrónica y se suele poner un monto mínimo de aporte. La cantante Camila Moreno costeó así uno de sus discos, por ejemplo.
Tomando en cuenta que nuestro país se caracteriza por ser solidario, a estas estudiantes no les pareció tan descabellada la idea "Nosotras armamos la plataforma de internet, subimos las historias, hacemos todo el trabajo de difusión y canalizamos los aportes", destacó Camila Muñoz.
Carolina Garín explica que en este crowdfunding solidario los aportes se realizan sólo con el fin de ayudar y no se entregarán recompensas a cambio. "Tampoco hay un mínimo, $200 o $300 también suman", destacó.
Actualmente están en etapa de diseño del soporte en internet y además realizan la tramitación legal. Paralelamente buscan personas que confíen en su proyecto y estén dispuestas a participar contando su historia.
El primero podría ser un adulto mayor que vive solo y tiene una enfermedad compleja que afecta su apariencia física y que en algún momento puede comprometer su sistema respiratorio.
¿Pero, cómo se financia la fundación? Del total que reúna la persona beneficiada se sacará una pequeña comisión para los gastos operacionales, como la mantención del soporte web y el pago a los tutores, quienes encabezarán cada caso. "Con Alegra queremos demostrar que se puede trabajar en algo con cero capital y sólo en base a donaciones", señaló Carolina Garín.
Crowdfunding
Es un sistema que nació para costear proyectos culturales, fundamentalmente. A través de él se han financiado películas, discos, revistas, obras de teatro, entre otros, a cambio de recompensas o productos.