Más de alguno de los que está leyendo esta columna es alérgico. Hoy somos muchos los que tenemos alergias a distintas cosas: porque inhalamos cosas como polen, porque comemos otras como mariscos o algunas verduras, o porque tocamos algo como el pasto o algunos metales.
Yo, por ejemplo, soy alérgica a cuatro cosas muy específicas de acuerdo al prick test (prueba que te hacen donde te ponen todo tipo de alérgenos en el brazo y, si la piel reacciona, se sabe con certeza a lo que uno es alérgico). ¿En mi caso? Plátanos orientales y, ¿quién no? Ojalá los sacaran todos; aunque pucha que son lindos esos árboles.
También soy alérgica a los nogales (cosa más rara) y, ríanse de lo tragicómico: a los perros y a los gatos. Tal como lo leen: esta columnista de bien animal, amante de las mascotas y campeona de andar con pelos en la ropa, es alérgica a los perros y a los gatos. Y, lo peor de todo, es que no siempre lo fui.
Como me explicaba la especialista, estuve tanto tiempo en contacto con perros y gatos, que creé anticuerpos a dichos alérgenos (pelo o caspa) y, por lo tanto al estar en contacto con ellos, (¡o sea todos los días!) tengo alergia.
Afortunadamente no vivo con crisis, pero si despierto con una de mis gatas encima de la cara o si estamos en plena época de "pelecha" y los pelos de mi perra vuelan por los cielos; probablemente voy a estar con una alergia feroz. De hecho, mientras escribo esta columna, estoy con una crisis de aquellas: mucho romadizo, picazón de nariz, estornudos, etc. En realidad, es atroz. Quienes tienen alergia pueden saber lo que es. ¡Una tortura!
Muchos me han preguntado ¿cómo tengo animales si soy alérgica a ellos? Y, bueno, la respuesta es muy sencilla.
En primer lugar, la alergia se desarrolló en mí después de haber decidido tener animales, por lo que sólo me queda "bancármela". Muchos no lo entienden, pero francamente ¿qué esperan?, ¿que regale a mis mascotas?, ¿qué culpa tienen ellos de que mi sistema inmune sea tan loco que haya decidido tenerle alergia a los seres con los que más tengo contacto?
En segundo lugar, hoy en día el amplio espectro de antihistamínicos que existen, que son bastante inocuos y accesibles al bolsillo, hacen que mi malestar se pueda prevenir con una pastilla diaria o aliviarme en corto tiempo.
Tercero, y lo más importante, creo que la felicidad y múltiples beneficios que esos peludos traen a mi vida, no se compara con mis alergias. Y claro, aunque muchos no lo entienden, créanme cuando les digo: una alergia puede ser molestosa, incómoda y desesperante a ratos, pero ver la cola de tu perro moverse desenfrenadamente cuando llegas a tu casa o escuchar los maullidos de tu gato porque te ha extrañado durante todas esas horas que estuviste ausente; valen la pena, aunque me den mil alergias más.
"¿Qué culpa tienen ellos (mis mascotas) de que mi sistema inmune sea tan loco que haya decidido tenerle alergia a los seres con los que más tengo contacto?""
¿Te gusta vestir a tu perro? ojo que podrías dañarlo gravemente
Para muchos amantes de los perros, vestirlos es una práctica común y hasta hay quienes gustan que sus mascotan utilicen zapatos, lentes, vestidos y hasta disfraces. Pero hay que tener precaución, ya que esto podría dañar gravemente la salud del can, ya que no necesitan más que el pelaje para sobrevivir. Incluso, hay veterinarios que manifiestan que la ropa puede ocasionar estrés en los perros, provocando que lloren, se pongan nerviosos o hasta se escondan. También pueden sufrir cuadros de ansiedad cuando los amos los tratan con "demasiada humanidad".