Aldea Urbana busca devolver el derecho a comer sano y justo
Javiera Martínez abrió hace menos de dos meses su local, que es un mercado que cuenta con productos de emprendedores locales, sin aditivos, preservantes ni pesticidas. Todo natural.
Cada persona que entra a su local, ella lo recibe no sólo con una sonrisa, sino que también lo acompaña y lo orienta sobe qué comprar. Se siente que está en su salsa y lo pasa bien. Es que si bien Javiera Martínez es periodista de profesión, la alimentación sana, sin preservantes ni aditivos, siempre ha sido algo que la mueve.
Es por ello que en diciembre pasado abrió su local Aldea Urbana (Chacabuco 1159), cuyo concepto, cuenta, es ser un espacio de cuidado. Son tres niveles: arriba está el espacio para el alma con box de terapias complementarias (se arriendan por horas y está orientada a quienes están emprendiendo en este rubro.
Abajo está el espacio creativo, destinado también a emprendedores para desarrollar sus reuniones, con salas de oficinas. Funciona como un co-work, pero con privacidad.
"Y, el corazón de la aldea, que es el Mercado. En todo el boliche hacemos comercio justo. Eso significa que en el Mercado es súper fácil, se traduce en los precios de los productos. Acá trabajo con proveedores locales, con cultivos limpios, con familias que están cultivando hace años sus semillitas. Con chiquillos que están emprendiendo en el área alimentaria, que tienen proyectos de productos y todo", cuenta Javiera, quien invita a todos los emprendedores a ir a su tienda para impulsar sus producciones. Eso sí, lo que ella siempre requiere es la resolución sanitaria.
Educar con alimentos
¿Cómo partió? Javiera tenía dinero para armar su negocio. Un día fue a Corfo a comentar que haría un proyecto y que se había dado cuenta que muchos emprendedores sólo tenían para exhibir sus productos en feria. "Le propuse que hicieramos algo asociativo para que ellos pudieran venir y vender acá. Me propusieron pedir un fondo y yo no quería... pero me convenció y lo hice, asesorada por un ejecutivo. Al final, ganó un financiamiento, siendo la mejor evaluada.
"Mi plan es hacer educación con la alimentación con cosas súper sencillas como las verduras de cultivo limpio, que se encargan jueves y viernes y llegan el lunes. En el fondo vas siendo consciente que éste es un mercado. No quiero tener una verdulería, sino que devolverte el derecho de comer sano y justo. Yo siempre he podido comer así. Mi hijo tiene cuatro años y él nunca ha estado enfermo. Él come muy sano", relata, explicando que el comer sano no significa gastar de más, por lo menos en Aldea Urbana los precios son accesibles.
A pesar del poco tiempo, Javiera está contenta y tiene más planes para ejecutar. "Me gusta el concepto que se armó, en lo que devino el boliche. Hace sentido con quién soy yo, alguien que le gusta cuidar a la gente. Tiene que ver con mi esencia", dice Javiera, quien cuenta que cada detalle de su negocio viene de hace muchos años. "Me asocié con Flor de Calabaza para hacer colaciones saludables, quiero tener lo de la tarjeta Junaeb para que los estudiantes salgan de las papas fritas con ketchup", señala.
"Esto hace sentido con quién soy yo, alguien que le gusta cuidar a la gente. Tiene que ver con mi esencia".
Javiera Martínez"