Junto con las altas temperaturas, comienza el uso del aire acondicionado en los vehículos, que en estricto rigor, para su funcionamiento técnico, continúa siendo solo un accesorio. No obstante, actualmente se le considera también un sistema que aporta características de seguridad, debido a la increíble capacidad que posee para desempañar los cristales y ventanillas y/o crear un "clima" propicio para la conducción, manteniendo al conductor fresco y evitando la fatiga que pudiera producir el calor, reduciendo la probabilidad de sufrir accidentes. Sobre su consumo de combustible, hay que señalar que funciona de manera muy similar a como lo hace un refrigerador, por lo cual es absolutamente necesario que obtenga energía de algún lugar para funcionar. En el caso del automóvil, el motor es el encargado de proporcionar la energía suficiente para hacer funcionar el A/C, por lo que si se quiere encender, este se esforzará más y consumirá más gasolina. Con respecto a las tecnologías vanguardistas, últimamente los vehículos de alta gama incorporan un nuevo diseño de compresores que mejora el rendimiento, logrando enfriar lo mismo con menos esfuerzo y llegando a bajar los índices de consumo. En relación a los riesgos en su uso, desde el punto de vista de los fabricantes y concesionarios, no se declara ni conoce ningún riesgo directo, aunque hay que considerar que pueden traer complicaciones, a algunos usuarios, los cambios bruscos de temperatura al subir y bajar del automóvil.

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