"Maestro del volantín" revela las claves para lucirse este Dieciocho
Jorge Valenzuela, hualpenino que lleva 50 años en el arte del volantín, dice que la pillería para encumbrar mejor es tener un buen carrete con rodamiento, ya que así se podrá manejar de forma profesional el cometa a través del hilo.
"Hacer volantines es mi pasión y ver como se elevan, mi gran placer", señala con orgullo Jorge Valenzuela, quien lleva más de 50 años fabricándolos. Este hualpenino de corazón, no se avergüenza de sacar pecho a la hora de hablar de su querido trabajo, ya que es catalogado como uno de los mejores artesanos a nivel nacional. Asimismo, es reconocido por ser un gran encumbrador de volantines, cuya ténica la adquirió observando a los más talentosos de esta área.
"Este tema me comenzó a gustar cuando tenía más o menos como ocho años. En esa época me dedicaba sólo a elevarlos, pero ni siquiera pasó harto tiempo para que surgiera en mí el bichito de saber cómo se fabricaban. Encontraba grandioso que un objeto tan pequeño pudiera elevarse tan alto tan sólo con el viento, por eso, quería saber dónde estaba la ciencia de su fabricación", comenta.
Es por esto que comenzó a preguntar a sus cercanos, a averiguar quién podría ayudarlo a obtener la información necesaria para hacer un volantín. "En este cuento tuve iniciativa propia. Sin embargo, quienes me ayudaron fueron unos arquitectos que vivían a la vuelta de mi casa. Ellos siempre traían cometas desde Brasil, porque viajaban harto para allá. Ellos me regalaban y a mí me parecieron muy grandes. Me contaron algunas cosas, pero quien me aportó más fue un vecino que conocí después, él se llamaba don Tenor. Este caballero hacía volantines pero mucho más pequeños. Él no utilizaba neoprén, usaba cola caliente, que la mantenía a baño María. Lo malo era que ese producto arrugaba el papel. Y eso hacía que los volantines no tuvieran una bonita terminación. Eso no me gustó nada", relata.
- ¿Fue una decepción?
"No, para nada. De él aprendí harto, pero igual traté de que mis volantines quedaran mucho mejor que los suyos y pienso que así fue. En 1986 un gran artesano cambió todo el tema de la fabricación de volantines y vino a solucionar esa patita que no encajaba en mi trabajo. Él realizó un curso en Santiago, ahí aprendí a mejorarlos y hacerlos con más ténica. Todo eso fue muy loco, porque la invitación la hizo a través de un programa de la televisión que se llamaba Al Sur del Mundo".
Fue en ese taller donde Jorge se pulió y forjó los lineamientos para convertir su pasatiempos en una verdadera profesión. "Por ejemplo, con esas clases cambié la forma de hacer los palillos, de hacer los tirantes. Se enterró el dicho que un volantín chupete era el mejor de todos. Él nos demostró que al estar blando (chupete), se elevaba menos porque lo hacía endeble. Por eso ahora los fabrico bien duritos, para que tenga resistencia en el aire", sostiene.
Otro gran cambio
Sin duda, lo que más marcó a Jorge durante estas clases fue el cambio de tirante a pibote, que es como un nudo mágico. "Lo que pasa es que antes las tres amarras formaban un triángulo Isóceles regular, sin embargo, se decidió cambiar esto porque no permitía que se pudiera maniobrar bien, debido a que se tenía que poner cola", explica.
-¿Cómo es eso?
"Se decidió hacer el pibote porque es más fácil manejar el volantían en el aire. Por ejemplo, si lo tiro hacia la derecha, va a dar vueltas para la derecha, y si lo tiro hacia la izquierda, va a suceder lo mismo.Esto hizo que el volantían fuese mucho más dinámico y entretenido (...) Cuando se estaba permitido aquí en la región se hacían grandes campeonatos de volantín. La idea era que uno mandara cortado al otro. Eran entretenidas esas tardes, en especial, para las familias. Hoy en día, igual se ha perdido eso, de incentivar a los niños a que conozcan este juguete criollo que es muy lindo y sano".
- ¿Usted cree que se ha ido perdiendo esta tradición?
"Sí un poco. Yo que soy de otra época sea verano o invierno, habiendo sol, salgo a volar un volantín. Me gusta. Lo paso entretenido. Sin embargo, el común de la gente cree que los volantines son como los cometas que venden ahora, que se elevan y se mantienen quietos por horas en el aire, pero no es así. Un volantín bien hecho puede generar harta entretención, porque es dinámico, porque mediante el carrete uno puede hacer que haga mil piruetas en el aire, para que así, sea entretenido verlo en el cielo y, asimismo, un desafío al tratar de encontrar algún nuevo movimiento. Uno lo puede bajar, subir, dar vueltas, puede hacer que realice una caída libre en sólo segundas, eso... las personas no saben. A la gente hay que explicarles que la fabricación de los volantines cambió, que ya no es tan complicado como antes y que es mucho más entretenido".
La fabricación
Este trabajador dice que la elaboración de un volantín, hoy en día, no es para nada difícil en comparación de hace algunos años. "Antes los palos de colihues eran súper difícil de conseguir y había que hacer un trabajo enorme para convertirlos en varitas. Había que cortarlos, limarlos y esa pega uno la comenzaba a hacer meses antes para tener suficientes para septiembre, ya que uno se demoraba un siglo. En cambio ahora uno compra todo listo y los materiales son mucho mejor. Las varas, por ejemplo, son de bambú que se pueden pulir sin problemas. Es más fácil su uso, además, tienen una buena resistencia".
-¿El papel es el mismo?
"Sí, pero también se puede comprar cortado y listo para pegar las varitas. Aquí la ciencia está en que todo quede en orden y cuadrado para que el volantín no se chingue (caiga) en el aire. Lo que sí ha cambiado es que el pliego de papel es más chico, porque en ese tiempo en uno salían 16 volantines más o menos y ahora sólo dos".
En este sentido, el artesano explica que igual realiza creaciones propias, pero sólo para ciertas personas que valoran su trabajo en todo su esplendor. "Todavía hago mis combinaciones de colores y formas, pero ese tiempo me lo doy para las personas que me los encargan para regalos o para una actividad en particular con niños. Esa gente sabe a lo que me dedico y valora mi trabajo, porque sabe que para hacer ese trabajo debo tener los materiales mucho antes, ya que es típico que uno en esta fecha no encuentra nada".
-¿También hace carretes?
"Sí, pero no en masa. La diferencia que tiene el carrete que fabrico con otros es que tiene rodamiento. Eso lo hace que sea fácil de manejar... debo decir que en Santiago venden también este tipo de carrete que son con rodamientos, pero son muy caros. Yo a la gente se los dejo a 10 mil pesos. Los hago por encargo y los vendo tan baratos porque sé que quienes me los piden son gente que le gusta el cuento. Yo fomento este tradicional juego, porque no quiero que muera".
"Los volantines antes eran súper fomes ahora son dinámicos"
Jorge Valenzuela,, volantinero"