Manuel Muñoz González
Casi ocho meses estuvo Leonel Mena esperando algún llamadito, ya sea desde algún equipo de la zona u otra región, pero no caía nada.
"Ahí yo dije: parece que hasta aquí no más llegó mi carrera. Como nadie me había llamado, dije, chuta, mi carrera parece que terminó, al parecer no voy a volver a jugar. Los clubes están optando por jugadores jóvenes, para después poder venderlos, entonces se me pasó por la mente", reconoció el melenudo jugador.
Pero no perdió la esperanza, siguió entrenando y poniéndose a punto en lo físico por si saltaba la liebre. "Me integré a un equipo de futsal en Talcahuano y seguí entrenando por mi cuenta, estando en movimiento por si llegaba alguna chance. Igual pensaba que terminar mi carrera de esa forma no hubiera sido lo más correcto", recalcó Mena, quien ha estado en diversos equipos, entre ellos Universidad Católica, y no quería terminar así de un día para otro.
De hecho en su curriculum tiene anotado además pasos por Fernández Vial, Deportes Concepción, Universidad de Concepción (club con el que ganó la Copa Chile), Palestino y Unión Española.
De regreso
Pero esa sensación de pensar en que no seguiría jugando pasó a segundo plano, cuando Mena recibió el llamado desde la zona del carbón para que se integrara a las filas de Lota Schwager, donde lo recibieron con los brazos abiertos y lo trajeron de vuelta a la actividad.
"Apareció Lota Schwager, así que agradecido, no dudé y tomé esta opción para seguir jugando", comentó, añadiendo que lo mejor de todo es volver a sentir eso que provoca el estar inserto en la actividad. "Contento de volver a jugar, de volver a sentir lo que se siente en los entrenamientos con los compañeros, en la previas de los partidos, eso de estar en un camarín, así que no me queda otra que responder a quienes confiaron en mi", sentenció.
Otros rubros
Como los días pasaban y no había nada, Leo Mena hasta incursionó en el rubro gastronómico y empresarial, instalando un local de parrilladas en el sector de la subida de El Venado en San Pedro de la Paz, pensando en que ya no correría más detrás de la pelotita. "El negocio estaba medio lento, así que se lo vendí a un amigo", explicó el defensor.