Manuel Muñoz González
"Alumno destacado por su madurez para enfrentar sus desafíos escolares, respetuoso, participativo, de buen comportamiento y actitud positiva", dice el informe de personalidad del 2006 de Ricardo Soto Pedraza, redactado por su profesora jefe Patricia Somorostro, cuando apenas tenía seis años y ni se imaginaba que una década después la estaría rompiendo en Río 2016, gracias a su precisión con las flechas y el arco.
Es el informe que mantienen en los registros del Colegio Concepción de San Pedro de la Paz, donde la actual revelación chilena en los Juegos Olímpicos cumplió sus primeros años de escolaridad, desde pre-kinder hasta segundo básico, antes de que su familia partiera a radicarse a Arica. "En ese tiempo ya tenía esa madurez que ha mostrado, y que se puede ver en su personalidad cuando aparece en televisión y compitiendo", comenta Osvaldo Haro, inspector general del recinto sampedrino, con informes en mano recordando parte de la estadía de Ricardo. Y no sólo su comportamiento, sino que en las notas andaba derechito: promedio 6,8 en 1º y 6,5 en 2º básico.
Doble orgullo
"Es un orgullo para nosotros que haya pasado por nuestras aulas. De cierta manera fortalece el trabajo que estamos haciendo en cuando a actividades extraescolares, para que los niños se desarrollen en sus distintas disciplinas", apunta el rector Roberto Mora Mella, destacando que no sólo el tirador con arco pasó por dicho recinto, sino que la también olímpica Josefa Vila. "Ella, era una muy buen alumna, y se le daban facilidades de horario para que ingresara más tarde", recalca el rector, orgulloso de tener a dos ex alumnos compitiendo en Río.
16 años tiene Ricardo Soto, el más joven de los representantes olímpicos en Río 2016.