A pocas semanas del inicio del segundo semestre, niños y adolescentes deben enfrentar el desafío de pasar de curso. Las situaciones de bajos rendimientos siempre son posibles de revertir, sin embargo, se debe considerar que pueden responder a distintas causales, por tanto, la forma de afrontarlo por parte de la escuela y de la familia es distinta.

Los estudiantes que han presentado una historia de rendimientos deficientes, presentan mayores dificultades y a su vez las acciones que se implementen suelen tener efectos en el mediano y largo plazo. No obstante, es posible implementar acciones que permitan primero aumentar los rendimientos en aquellas asignaturas que son de interés del estudiante o en las cuales evidencia mayores habilidades. Esto permite en un plazo razonable estabilizar el rendimiento y disminuir el riesgo de repitencia. A su vez, existe una ganancia secundaria en cuanto a la motivación del alumno por los estudios, en tanto es capaz de darse cuenta de que no solo es posible mejorar las calificaciones sino que están asociadas a su esfuerzo.

En cuanto a las asignaturas de mayor dificultad, es importante establecer metas reales y a corto plazo, las cuales no deberían estar asociadas a las calificaciones, sino que a lograr que el estudiante afiance aprendizajes en los que se encuentra deficiente, de forma tal que la brecha entre lo que se está trabajando en el curso y lo que el aprende disminuya.

Concepción

Talcahuano

Tomé

Cañete

Arauco

Curanilahue

Lebu