Fue de vacaciones, y no se imaginó que podía ser una de las mejores de su vida. Víctor Rojas, pencón de 68 años llegó a Estados Unidos a finales de mayo con el objetivo de visitar a su hijo, que vive en Chicago. En dicha ciudad está el Soldier Field, estadio en el cual Chile ayer se metió al bolsillo las críticas, y logró una nueva final un lapso de un año.
"Vine a ver a mi hijo Christian, que vive con su familia acá en Chicago hace 17 años", cuenta Víctor.
Su retoño se fue a trabajar a Estados Unidos hace casi 20 años cuando vio que podía venir un declive en la industria pesquera en nuestro país. Ahora reside allá e hizo familia con otra chilena.
"Estamos acá en el estadio, en el subterráneo, porque hay una tormenta pero ya va a pasar. En todo caso estamos comiendo asado, tomando vino y cerveza", detalla entre risas Víctor Rojas, que lleva casi un mes en Norteamérica, mientras espera que pase la tormenta eléctrica.
"Hay muchos chilenos, y no paran de llegar al estadio", relató el oriundo de Penco, que se siente como en su casa de su ciudad natal entre asados, buen vino, y la compañía familiar que tanto extrañaba.
EMPAPADOS DE alegría
"Nos han dicho que no se suspende, que va a pasar porque el clima acá es así", explica Víctor mientras espera para ingresar al Soldier Field de Chicago. Es que con la amenaza de la tormenta eléctrica que tuvo a todos los chilenos expectantes, los asistentes al estadio debieron resguardarse en las graderías.
"El primer tiempo espectacular, una emoción muy grande, además de cantar el himno fuera de nuestra patria. Yo regreso, pero los que se quedan acá tenían más nostalgia, mucha pena", cuenta emocionado el pencón, que regresa a Chile el 28 de junio, ya que debe volver al trabajo.
Así, Rojas se mojó completo en Chicago, pero pudo celebrar junto a su familia la clasificación de Chile a la final de la Copa.
"Muy bueno el partido, ahora a celebrar en familia", concluyó feliz y muy optimista, a pesar de la situación anormal que le tocó vivir en el estadio, esperando más de 2 horas en el entretiempo.
2 horas y un poco más estuvo esperando Víctor junto a su familia en el entretiempo.