Penquista relata cómo es el básquetbol adaptado en Chile
Cristián Friz a los 7 años sufrió la amputación de su pierna izquierda, pero eso no mermó sus ganas de seguir haciendo cosas. Hoy, es músico, deportista y anda en moto.
Para muchos, vivir sin una extremidad podría ser una situación difícil de sobrellevar. Sin embargo, para el seleccionado nacional de básquetbol, Cristián Friz no ha sido un tema complejo. Es que él, con su pierna izquierda amputada, ha logrado no sólo destacarse en dicho deporte, sino que en ningún otro como el esquí, la natación o el ciclismo. Es más, aparte de movilizarse con sus muletas, recorre la ciudad en su moto. Para él, nada es imposible.
Entrada al deporte
A los siete años al basquetbolista se le detectó un osteosarcoma en la rodilla, el que, debido a su agresividad, le hizo perder su extremidad inferior.
Si bien era un niño, para él nunca ha sido un tema el contar con una parte menos en su cuerpo. "Perdí mi pierna el año 90, cuando tenía 7 años, ahora tengo 32, ahora no hay algo muy relevante que me pueda mover ni impactar, como algún comentario. Está todo resulto este tema. Distinto es cuando tienes una vida resuelta", comenta.
Eso sí, confiesa que al principio y durante su adolescencia fue complejo, pero nada que haya aplacado sus ganas de surgir y ser alguien mejor.
"No hay nada que me haya frenado. Siempre he sido muy competitivo", dice, al tiempo que explica que para él movilizarse por la ciudad, y en particular en Santiago -donde vivió- tampoco le fue complejo. "Uso moto", cuenta, agregando que "siempre fue el tema de poder andar en moto, pero me compre una automática, es una Scooter de 150, bien grande. Como es automática, es acelerar y frenar y como había andado en bicicleta toda mi vida, no tuve problemas", explica el penquista, galardonado el año pasado con el premio Deportista Destacado en la capital.
Sin límites
Luego de su amputación y quimioterapia, Cristián comenzó su proceso de recuperación en la Teletón de Concepción. Fue ahí donde se acercó primero al básquetbol en silla de ruedas.
Estando ahí conoció a otro pequeño, un año mayor, con el mismo diagnóstico, pero con la pierna derecha amputada: Héctor Arriagada, con tiene una relación de amistad y deporte hasta hoy. "Nos conocimos jugando basquetbol de forma recreacional, viajamos en un par de ocasiones a Puerto Montt, porque entre Teletones se hacían campeonatos. Pero los marcadores eran de niños 8-6…8-4, no había mucho desarrollo, las sillas de ruedas no eran deportivas, no tenían antivuelco, las ruedas no tenían una inclinación. Con Héctor siempre fuimos muy competitivos… ambos esquiábamos, hicimos natación y otros deportes más", cuenta.
Luego, relata sobre su desempeño más profesional, "primero jugué por Talcahuano. Hasta la adolescencia fue muy intermitente. Después me fui a Santiago y jugué por Los Dominicos de Las Condes, que en ese momento era el actual campeón, estuvimos jugando harto rato y salimos campeones. Finalmente terminé jugando en DACH (Deporte Adaptado Chile), donde había dos amigos que ellos jugaban en la Universidad de Concepción, Cristián Espinoza y Rodrigo Osorio, también de la zona".
A su actual selección llegó gracias a su amigo Héctor, quien hoy también lo impulsó en el Crossfit, donde entrena en Concepción, actualmente. "Antes no me agradaba mucho la disciplina, pero le he agarrado el gustito. Además, estoy becado al 100% en el lugar de entrenamiento", señala.
Desconocida rama
Si bien el básquetbol es una pasión para Cristián Friz, también lo es la música. Estudió técnico en sonido y durante muchos años se dedicó a cantar y musicalizar obras de teatro en Concepción. Unos 10 años, calcula.
Sin embargo, decidió irse a probar suerte a Santiago, donde su deporte fue la estrella. Estuvo 5 años instalado en la capital y ahora regresó a Concepción para estudiar sicología en la Universidad de Las Américas, donde lo hace con una beca mérito deportivo. Eso sí, el básquet no lo suelta, sumando varios desafíos para su futuro.
"Me fui a probar suerte, mi norte era ver posibilidades laborales en el extranjero y jugar básquetbol para subir mi nivel. Me puse a jugar en buenos equipos de la capita, en un gimnasio, todo el pro del deporte", indica.
"Hace poco jugué el campeonato, defendíamos el campeonato nacional - fuimos campeones el 2014 y el 2015- pero perdimos. Fue un partido muy apretado y quedamos en segundo lugar", cuenta sobre su selección, cuyo último evento deportivo fue la Copa Andina en Santiago.
Los méritos de esta disciplina adaptada son varios, pero como cuenta Cristián, poca gente los sabe. Menos, cómo se juega en cancha, donde es muy parecido al tradicional.
Según explica, "el basquetbol adaptado se juega por categorías y ésta depende de la lesión. Yo soy un amputado sobre la rodilla así que valgo 4 puntos. Mientras más alta es la lesión, como un lesionado medular, que anda en silla de ruedas solamente, más bajo puntaje se le asigna, pudiendo 1 a 4,5 puntos. Es por un tema de equidad, la idea es que los equipos sean parejos, no se puede jugar solo amputados, el técnico tiene que preocuparse que en cancha no se excedan de los 14 puntos. Se va jugando con las lesiones más bajas. Nunca se verán puros amputados jugando, pues tienen mayor movilidad, si se caen se pueden poner de pie sin asistencia".
En cancha él es pívot, es decir, "juego abajo del tablero y tratando de recuperar el máximo de rebotes".
¿Es difícil? Para él, dice, "después de tantos años, lo tienes internalizado. Sabes cómo mover la silla, aunque hay pequeñas modificaciones del basquetbol convencional. La cancha es la misma dimensión, así como del tablero y el aro. El caminar, son dos braceadas con la silla para mover el balón, ya sea para dar un pase o encestar. A diferencia del básquet convencional que al dar dos pasos quedas estancado, nosotros podemos seguir avanzando lo que se mueva la silla".
En el deporte tiene para rato, pues según señala, la vida útil de un basquetbolista en silla de ruedas es entre los 45 a 50 años. Es por ello que quiere jugar fuera del país. "El año pasado tuve la oportunidad de estar en la liga argentina. Viaje harto por distintas ciudades. El básquetbol lo vas viendo de otra manera. Argentina es un país que tiene potencia, a Chile le falta a eso… los jugadores nacionales lo más lejano a lo que pueden llegar es Argentina, no así ellos que tienen muchos jugadores en Europa", comenta el deportista.
Dentro de sus planes está, en su último año de sicología, realizar un intercambio fuera, pero también es mezclar su futura profesión con la música y el deporte. "Puede ser con la musicoterapia, o irme por la sicología deportiva. Pero ahora lo mío es trabajar con niños con discapacidad", revela.
"No hay nada que me haya frenado. Siempre he sido muy competitivo"
Cristian Friz, Seleccionado Básquetbol
"El básquetbol adaptado se juega por categoría y ésta depende de la lesión"
Cristian Friz, Seleccionado Básquetbol