Carlos Paz Durán
Más delgado que el 2005, con menos cabellera que entonces y vistiendo un riguro negro. Así fue como Chase Hilgenbrick reapareció ayer por El Morro.
Lo hizo diez años y medio después de que dejara de jugar por Naval, y no con una pelota sino con la biblia en la mano.
Es que el norteamericano colgó el 2008 los chuteadores para convertirse el 2014 en sacerdote Católico, y aunque vino a Chile en plan de vacaciones, se dio el tiempo para compartir la palabra de Dios, e incluso para bendecir a Héctor Espinoza, quien, al igual que el 2005, sigue administrando el histórico recinto.
"El Morro está muy hermoso, no tiene nada que ver con el recinto que conocí en la temporada que estuve aquí", señaló el ex lateral izquierdo, quien el 2004 llegó a Chile para fichar por Huachipato (sin debutar profesionalmente), y, tras el paso por el Ancla, jugar en 2006 y 2007 en Ñublense.
"Es la segunda vez que vuelvo al país. La primera fue el 2010, meses después del terremoto y tsunami", agregó "El Gringo", quien recorrió el lugar en compañía de su padre, Mike, y de Luis Andrade, presidente del Colodyr chorero.
"Vine para agradecer todo el cariño que me dio la gente durante mis años de futbolista. Mañana (hoy) lo voy a hacer con una misa en Chillán y el domingo con otro servicio religioso aquí en el puerto, en la Parroquia La Asunción (12.00 horas)", expresó quien ese mismo día partirá a Santiago y Viña del Mar para mostrarle ambas ciudades a su progenitor. El martes regresará a Estados Unidos.
9 días permanecerá Chase en Chile. Llegó el lunes y el martes vuelve a Estados Unidos.