Sueño del hippie se reinventa en combi alemana
Compró juntó a su hermano un Volkswagen para llegar al Mundial de Brasil y hoy es él quien le saca el jugo al vehículo con el fin de poder cumplir su sueño.
Con un título de ingeniero de ejecución en minas que lo avala después de cada travesía que hace, José Agustín Velásquez, más conocido como "El Pinky", trata de revivir la esencia del hippismo en Chile sobre una combi alemana.
El profesional, que afirma haber nacido bajo el techo de una familia viajera, destaca que "también soy aventurero, desde chico que me gusta, me he recorrido la Carretera Austral, mi papá tenía una casa rodante, además somos todos de Punta Arenas".
Fue bajo esa misma lógica nómada que "para el Mundial de Brasil decidimos con mi hermano comprar esta máquina que nos costó 700 lucas, pero que nos hizo gastar una cantidad astronómica de plata para pararla. En primera instancia íbamos a ir a Brasil en una Mitsubishi L200 que teníamos, filete, 4x4 y todo mortal. Pero yo le dije a mi hermano que nos fuéramos en la Combi y reviviéramos el espíritu hippie chileno".
Agregó que "llegar a Brasil en la Combi era lo soñado; el espíritu libre, vino, estar compartiendo en un lugar donde no hay luz, gente, nada, y de todo a la vez. La cuestión es que nos fuimos al Mundial en la combi y debido al camino sólo alcanzamos a llegar a ver la final en un fan fest en una playa de Río de Janeiro".
Velásquez reveló que "en Mendoza y Florianópolis el motor tuvo problemas, pero en realidad yo sé algo de mecánica porque ayudo a los mecánicos para que saquen las pegas más rápido y a veces he cambiado piezas yo solo en la carretera".
Pero fue en Florianópolis donde la máquina llevó al "Pinky" a transitar por las oscuras favelas de Brasil, "en esa ciudad le compramos un motor. Nos costó súper barato, 176 mil pesos chilenos".
El trabajo
Pero este realizador de sus sueños hippies reconoce que para poder recorrer Chile, Brasil, Perú y otros lugares, "trabajo solamente un tiempo y en ese tiempo junto harta plata, pago mis cuentas y presto mis servicios a las empresas, para después transitar, conocer y no pasar penurias en las aventuras que partieron para el Mundial de Brasil".
Recalado en Arica, tras varios meses conociendo Perú, "Pinky" y su pareja Francia Suárez, de 24 años y de profesión administradora de empresas, admiten que llegar a dicha ciudad es un relajo total. "Yo ya conocía Machu Picchu, había llegado mochileando, pero no podía dejar de ir otra vez en una combi, yo creo que este es otro sueño hippiento que pude cumplir tras recibir mi último finiquito. Me vine como con tres palos y fue una excelente travesía junto a la flaca", explicó.
"Lo bueno de este vehículo Volkswagen motor 1600, es que tiene una mecánica sencilla, tiene carburador, cuatro cilindros, hay que preocuparse de los cambios de aceite, de las bujías y de ninguna cuestión más", comentó.
"Revivo día a día el espíritu hippie, creo que ahora debo llegar a trabajar sólo tres meses. Mira, no hay que olvidarse que el hombre vive por lo general 80 años, en esos 80 años hay que distribuir puras cosas buenas que te guste hacer y el trabajo te ocupa todo el día y es algo que no nos gusta mucho como humanos", subrayó.
"En esos 80 años hay que distribuir puras cosas buenas".
José Velásquez, Revive el hippismo en Combi