Tomecina es reconocida como la mejor profesora de Chile por su labor con niños de escuela rural
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Marisol Parra tiene 48 años y lleva 23 siendo profesora general básica en la Escuela América de la comuna de Ránquil. Estudió en la Universidad del Bío Bío y tiene un postítulo de Inglés. Y, ahora, fue reconocida como la mejor docente de Chile por parte de la Fundación Educacional Arauco.
"Hace como un mes me comunicaron que gané este premio", detalla con orgullo la profesional. "Me invitaron a participar, tenía que reunir varios requisitos y papeles, entre esos cartas de Centro de Padres de los estudiantes y de un alumno de mi curso y tener estadísticas de los resultados del Simce", añade.
Normalmente, la maestra realiza clases a estudiantes de 1º a 4º básico, pero en el último tiempo se ha enfocado específicamente en el nivel de 3º y 4º. "Aquí trabajamos con cursos combinados, desde pre-kínder a 4º, se trabaja con dos cursos en uno", establece.
Es así como esta mujer reunió todos los documentos necesarios para acreditar su calidad como profesional. "Me llamaron de la fundación para avisarme que había quedado dentro de los 10 profesores finalistas, luego llegaron acá y me hicieron una entrevista con siete preguntas que eran comunes para todos. Me dijeron que había sido la elegida por la trayectoria, por los resultados y por la aplicación de varias estrategias que tenemos en este colegio", afirma la profesora.
Mauricio Soto, director técnico de la Fundación Educacional Arauco, explica que Marisol Parra cumplió con los exigentes requisitos de postulación, resultando primera de las regiones de Maule, Bío Bío y Los Ríos. "Un elemento que fue muy valorado, en su perfil y trayectoria, es su reconocido rol como líder pedagógico entre sus pares y el ser una profesional muy apreciada por la comunidad, sin dejar de mencionar su activa participación en los programas de la Fundación", agrega.
Sobre las estrategias que en parte la llevaron a obtener la distinción, la docente detalla que hace unos diez años realizan la lectura compartida. "Leemos todos los días a la misma hora, un mismo texto durante la semana. Y con eso los niños de prekínder aprenden a leer y no se dan cuenta, porque ellos piensan que están leyendo el día lunes y el viernes ya están conociendo las letras. Ellos aprenden por la práctica e infieren y no se lee el texto de la misma forma cada día. A veces partimos con la imagen, o con el título. Es una estrategia completa porque después ya vienen las mini lecciones donde se trabaja la gramática, la coherencia y la cohesión, la argumentación", relata.
vocación
Marisol Parra es una profesora con vocación, que busca generar cambios a través sus enseñanzas. Es de Tomé y desde que comenzó a estudiar pensó en ejercer en una escuela rural, lo cual era su sueño. "En esos tiempos, hace 23 años, los niños solamente llegaban a 6° y hasta 8°, y se quedaban, pero yo pensaba que no debía ser así, porque ellos tienen las mismas capacidades y la inteligencia que un niño de ciudad", dice.
"Por eso cuando llegué, esta escuela era como de campaña y los niños eran muy tímidos, lo único que querían era ir a buscar nalcas. Y yo les decía que no, yo venía a otra cosa. Tenían esa rutina de salir y las clases eran poco sistemáticas", relata.
Su llegada coincidió con la de la actual directora. Junto a ella empezaron a marcar el antes y el después. "Les subimos el techo a los niños. Y ya los veíamos a todos en la universidad. De esa primera generación, la mayoría es profesional ahora", comenta.
Tía, le dicen sus alumnos y algunos a veces le dicen abuelita. "Aquí hay varios que viven con sus abuelitas, muchas veces como que se pierden en el tiempo y me dicen abuelita, eso da cuenta de lo cómodos y en confianza que se sienten aquí", comenta.
La misión al llegar a esta escuela para Marisol fue clara: abrir la visión limitada que tenían sus alumnos de las posibilidades de futuro. "Pensaban que al otro lado del cerro seguía la viña, pero no que estaba la gran ciudad, la universidad. Primero fue un trabajo con las familias y en las reuniones les decíamos que nos podían ayudar, se fueron integrando en el aprendizaje de los hijos, se entusiasmaron", detalla.
Como buena maestra querendona de sus estudiantes, recuerda detalles de la historia de sus ex alumnos. "Tengo un ex alumno que ahora lo becaron en la Universidad de Chile, está sacando una especialidad de Odontología. Tengo una ex alumna a la que le enseñé a leer en primero básico y ahora es colega mía, trabaja conmigo en este colegio, yo me siento viejita (ríe) y me siento contenta". "Otra alumna que llegó a primero y el director me dijo que tenía que tomarle una prueba de madurez porque venía con menos edad, se la tomé y la niñita hablaba harto así que quedó. Ahora es matrona y trabaja en el Hospital Regional", recuerda.
Hace 18 años, esta docente se casó con un agricultor de la zona, por lo que se radicó en Checura, localidad en dónde queda la escuela, al límite de Coelemu y Ránquil. "Encontré a mi alma gemela, él me entiende por los tiempos que tiene una como profesora. Tenemos dos hijos, uno que está en 6° y mi hija que está en 3° medio", cuenta. La mayor ya está analizando qué estudiará, si Música o Enfermería, y ante ello el consejo de su madre es absolutamente consecuente. "Yo le aconsejo que haga lo que le guste más, más allá del dinero el tema es la vocación. Encuentro que para terminar sus días felices, necesita tener vocación, porque si no es así a mitad de la vida va a estar cansada, enrabiada. Yo llevo 23 años trabajando, pero es como si nada". J