Gonzalo Cifuentes Uribe
Aún consternados por la forma en que perdió la vida Joaquín Salvadores Herrera (54), a quien sus cercanos no dudaron en destacar como una gran persona, sus familiares y amigos dieron ayer el último adiós al penquista fallecido a manos de delincuentes en un asalto en una estación de servicio en Recoleta.
"Esperemos que se haga justicia y se encuentren a los responsables", dijo Juan Salvadores, hermano del administrador del servicentro Copec asaltado el lunes. "Le hicieron daño a una familia muy alegre. Esto es producto de la maldad del hombre", exclamó a su vez Sonia Maturana, amiga de la familia.
La despedida del profesional se realizó luego de una misa en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, presidida por el arzobispo Fernando Chomalí, quien destacó que "la delincuencia se combate con la inclusión de temas valóricos y educativos". "La pobreza y la segregación son grandes responsables del aumento en la delincuencia", añadió, afirmando que "esto escapa a lo meramente policial o judicial, es un tema de sociedad que debe ser resuelto lo antes posible".
El servicio fúnebre, que continuó en el Parque San Pedro, congregó a unas 200 personas en medio de la angustia y resignación por la muerte de una persona tan querida y a la que recordaron como alegre y un ejemplo para muchos. La mayoría de los discursos realizados en el parque cementerio apuntaban a la calidad humana de Salvadores y al vacío que deja su partida.
Según sus cercanos, el profesional, ex alumno de la Universidad de Concepción y del Colegio Salesiano, gustaba de la música, tocar guitarra, cantar y practicar deportes.
La empresa Copec también se hizo presente en el funeral y su gerente general reconoció que "como empresa haremos todo lo posible por proteger a nuestros trabajadores. La perdida de Joaquín marcará un antes y después en nosotros". J
A la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, en Concepción, asistió también la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, quien llegó a despedir a Joaquín Salvadores. La secretaria de Estado acudió como persona natural, por lo que no emitió declaraciones respecto al episodio que costó la vida al profesional penquista en Recoleta. Una vez terminada la misa, Ximena Rincón se retiró rápidamente hacia el vehículo que la esperaba frente al lugar de la ceremonia.