Liceanos toman clases junto a universitarios para aprender más de la magia de la Química
cecilia.bastias@estrellaconce.cl
Todo lo que nos rodea es química, dicen los entendidos en la materia y enamorados de su profesión. Así es como piensa también Carlos Harms, químico titulado en la Universidad Federico Santa María, con sede en Hualpén, y quien después de 37 años fuera de Concepción, regresó a su alma mater para ayudar a difundir esta ciencia que tanto le apasiona.
En la casa de estudios, este hombre ocupa el cargo de coordinador de Difusión del Área Química, donde creó el proyecto de "Universitarios por un día". En dicha iniciativa se invita a un curso de cuarto medio a pasar desde las 10.30 de la mañana a las 13 horas en el campus para que los alumnos se acerquen a esta disciplina. De esta forma todos los lunes, martes, miércoles y viernes, los laboratorios de la universidad se prestan para recibir a estudiantes de 4º Medio.
"Queremos activar toda la parte científica y contar mi experiencia para que se sepa que la Química no lejana, sino que cercana. Se dice que todo es química, el asiento, la ropa, para una relación de pareja existe química, la idea es darles a conocer a los alumnos eso", dice Carlos Harms.
"El proyecto inició este año, con los paros de liceos tuvimos que trabajar con colegios solamente, pero ahora se retomó con liceos municipales. Hemos tenido liceos de Curanilahue, de Lota, de Coronel, de Hualpén, de diferentes lugares, yo hago el contacto y así vienen", explica el profesional.
En la universidad, los alumnos reciben una clase de laboratorio. "Tienen que realizar un práctico químico que es simple, pero no tiene que ver con que vengan escuchar, sino que vienen a trabajar con una metodología distinta. Porque siempre la Química se considera como un receta de cocina, pero acá el profesor les hace el práctico y después ellos realizan. Es decir, hago lo que veo, no hay nada escrito", detalla.
El práctico se trata de elaborar un jabón de glicerina, proceso donde están envueltos varios conceptos de la ciencia, y lo novedoso es que lo internalizan experimentando ellos mismos. Además, y quizás lo que más los entusiasma, es que los jóvenes pueden llevarse los jabones en un envase personalizado con su nombre. "Tiene la particularidad de que llegan a mostrarles a sus familias lo que hicieron en su clase", indica el creador de este proyecto.
"En el práctico, hay un profesor de la universidad que guía el trabajo y también nos apoya un grupo de alumnos de la universidad, que son el staff del proyecto, nos ayudan ante cualquier duda de los niños. El objetivo es que los alumnos vean la Química más cercana, no tan lejana. La idea es aterrizar la Química al tema más cotidiano", comenta Harms.
UNIVERSITARIOS
Uno de los estudiantes universitarios que ayuda en estas actividades con los liceanos es Carlos Chambers, alumno de Técnico Universitario en Química. "El año pasado ya había participado en un proyecto parecido, aquí me encontré a don Carlos (Harms) y me dijo que por qué no participaba y yo acepté. He participado en unos quince laboratorios con alumnos de colegios, y es un experiencia muy bonita", dice.
"Es entretenido enseñarle a los estudiantes lo que uno sabe, y este lado de la Química al que no tienen tanto acceso, el lado más práctico, más aplicado", señala Chambers.
Para este universitario, la oportunidad está también en poder repasar sus propios contenidos. "Enseñando uno se da cuenta de lo que uno ha aprendido a medida que ha avanzado la universidad, entonces es un trabajo en el que todos se retroalimentan", subraya.
En el contacto con los liceanos, los estudiantes de la Universidad Federico Santa María aprovechan además de resolver dudas sobre las distintas opciones de carreras.
"Les da curiosidad el tema y yo les hablo de que me encanta mi carrera, y que por ejemplo, en la universidad pueden encontrar muchas cosas. Pienso que es una excelente idea porque es mostrarles una opción a los estudiantes de media que tienen que tomar un decisión, para que vean que la Química no es algo que hay que temer", afirma Chambers.
Natalia Albié, estudiante de Técnico Universitario en Control del Medio Ambiente, también fue invitada por el profesor Harms a sumarse a esta iniciativa. "Además nos pagan por hacer esto, me gusta conocer a los alumnos, aprovechar de invitarlos a mi carrera porque es nueva", señala.
La joven se define como bastante sociable, por lo que disfruta del explicar y atender dudas de los chicos. "Yo les cuento a los niños lo mucho que me gusta mi carrera y ellos se maravillan, algunos de hecho lo ponen como unas de sus preferencias en una encuesta que les hacemos al final", indica.
"Al principio cuando llegan están todos calladitos, con temor que les vayan a decir algo los profes y nosotros tratamos de tirarles la talla o meterles conversación para que se suelten y rompan el hielo", cuenta Albié.
La modalidad, en general, es en dos laboratorios que quedan contiguos. De esta forma, un curso de 40 alumnos se divide en dos grupos, participan en un proceso primero y luego se intercambian.
"Quedan fascinados, les gusta el hecho de que todo es química. Incluso les hablamos de la química del amor, porque uno intenta ponerse al nivel de la edad de ellos y hacerlo entretenido para que entiendan que no es una cosa tan difícil. Nuestra intención es hacer esto divertido, más que la típica clase que es pura cátedra", describe la universitaria.
Luis Silva es uno de los profesores que los recibe en el laboratorio y los guía en la clase, quien comenta que la experiencia ha sido bastante enriquecedora para él, pues es algo nuevo para lo cual debe ponerse al día en formas de motivar a estos alumnos.
"Aquí se les muestra un taller de preparación de jabones, donde ellos meten las manos y lo hacen. Así parten teniendo conocimientos de la Química, comprenden que está más cerca de lo que uno piensa", señala el docente.
"La idea es que se interesen también por la educación técnica, que en mi opinión es el primer eslabón que deberían alcanzar antes de llegar a una carrera profesional", añade.
LICEANOS
Uno de los establecimientos beneficiados con esta actividad, ha sido el Liceo de Niñas de Concepción. Inés Ramírez, profesora de Química que estuvo a cargo de una jornada en la Utfsm con el 4º I del establecimiento penquista, relata que "esto ha sido para las niñas bastante positivo, esperaron este día con bastante entusiasmo a pesar de que en el liceo se les hace laboratorio".
Como afirman desde la universidad, la profesora asegura que el trabajo ha sido basado en lo práctico. "La acogida ha sido bastante buena y cálida de parte de la universidad, las niñas se han sentido como en casa. Además que el laboratorio que han hecho es bastante entretenido, del uso cotidiano. Ellas están realmente encantadas", detalla.
Esta profesora señala que tiene tres fechas en septiembre para llevar a distintos cursos del liceo femenino. "Elegimos los mejores cursos para premiarlos", manifiesta.
Joan Pacheco tiene 17 años y participó de una clase. "Ha sido una experiencia muy agradable, porque hemos podido trabajar en estos laboratorios, han sido muy simpáticos", afirma. "Nos han explicado todo paso por paso. Lo que teníamos que hacer lo encontré interesante. Supongo que cuando entre a la universidad también me tocará hacer este tipo de cosas, así que me gustó", subraya. J