Sin luz ni agua se las arreglan 33 familias en campamento Collao
Luis Cifuentes Villegas
Vivir en un campamento no es nada fácil. Bien lo saben las 33 familias que componen actualmente el que está en el sector Collao, el cual tiene más de 40 años y en sus inicios llegó a albergar a 600 familias, las que han sido erradicadas de a poco. Sin embargo, aún hay muchos que residen en aquel lugar, que ha sido bautizado como "Los Olvidados de Collao", según señaló su vocera, Sara Pino (43), explicando que "siempre hemos sido estigmatizados por la opinión pública y el Gobierno".
vivir en campamento
¿Cómo es la vida en el lugar? Según sostuvo Pino, quien lleva 15 años residiendo allí, "estamos más tranquilos que un allegado, porque no pagamos arriendos y no andamos viendo las caras de los familiares".
"Pero al vivir en un campamento -añadió la dueña de casa- significa que a uno la marginen. Yo, como muchas madres, aquí tenemos hijos que están estudiando en la universidad y cuando se van a inscribir a éstas, les preguntan dónde viven y ellos no se avergüenzan del lugar de donde vienen. Nadie cree que de un lugar como éste puedan salir profesionales", explicó.
Como sucede en estos asentamientos, los inviernos son súper duros para estos vecinos. El barro abunda en los pasajes que conforman el sector, pero en el Campamento de Collao, sus habitantes se unieron y en algunos sectores han recubierto el piso con asfalto.
luz y alcantarillado
Otro de los problemas, es que sólo el 50 por ciento de las familias dispone de sistema de evacuación domiciliario, lo que significa que en época estival se producen malos olores.
"Algunos tenemos alcantarillado, pero cuando comenzó la construcción de los edificios (que están frente al campamento), acá han ocurrido problemas y nos culpan a nosotros. Dicen que somos sucios y nos tratan mal", señaló una de las vecinas de este sector.
En el campamento sólo tres familias tienen medidores y los demás están colgados al tendido público, por lo que muchas veces les van a cortar el suministro eléctrico (ver recuadro).
"Vienen a cada rato a cortarnos la luz con los carabineros, nos tratan como si fuéramos delincuentes", manifestó José Pino (75).
Eliza Urrutia (34), otra de las vecinas y quien llegó hace cuatro años desde Palomares, vive con su pareja y antes además estaba con su hija. "Ahora no estoy con ella, por lo mismo, ya que nos viven cortando la luz y nos calefaccionamos con estufas eléctricas, ya que muchas veces no hay plata para comprar leña. Cuesta harto en realidad vivir aquí y más aún cuando mi pareja a veces está sin trabajo", contó.
Domitila Maldonado (63), llegó hace tres años al lugar con su marido y su hijo. "Vivir en un campamento es difícil, porque no se nos dan las condiciones. Tenemos la intención de que nos pongan los medidores, pagar, no queremos que nos den las cosas gratis. Al igual que optar a una casa propia, para tener una vivienda digna, donde podamos vivir mucho mejor", subrayó.
"Mi hijo está estudiando y ocupa harto internet, pero cuando nos cortan la luz no puede seguir con sus estudios", sentenció.
Otro de los problemas es la presencia de roedores. "Con harto esfuerzo compramos nuestra comida, pero por culpa de los ratones muchas veces nos ha pasado que hemos tenido que botarla. Da una pena enorme hacer eso", señaló otro vecino. J
Uno de los problemas con el que conviven en el campamento es el vivir colgados a la energía eléctrica. "Hace unos años había medidores, pero la gente se fue y se los llevó", sostuvieron los vecinos. En las últimas semanas se movilizaron, ya que desean regularizar su situación. "El viernes pasado nos reunimos con gente de la muni y el 10 de septiembre tenemos que llevar unos papeles para regularizar esto", señalaron a La Estrella.
"Nadie cree que de un campamento pueden salir profesionales",
Sara Pino, vocera de "Los Olvidados de Collao".