No tenía idea: El legado del Pato Bonhomme, el artillero histórico de la B
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En sus más de 20 años de trayectoria pelotera, Lautaro Patricio Bonhomme repartió goles en todos los equipos donde jugó. Su efectividad lo consagró como uno de los artilleros más queridos de la zona durante los ochenta, ya que jugó en clubs como Huachipato, Ñublense, Fernández Vial, Lota Schwager, Lozapenco y Deportes Talcahuano. Tan bien le fue rompiendo redes, que sin querer queriendo se convirtió en el máximo anotador en la historia de la Primera B, con 152 conquistas.
Su hazaña se supo sólo hace algunas semanas, tras una investigación hecha por el Centro de Estudios del Deporte con ayuda del Instituto de Historia y Estadística del Fútbol Chileno. La revisión también determinó el podio de goleadores de la B, completado por Ariel Pereyra Legallais (actual DT de Unión La Calera) con 141 tantos y Sergio Salgado (ídolo de Cobresal) con 132.
El Pato, como lo llaman sus más cercanos, recibió la noticia con sorpresa en su panadería "El Parque", en Hualpén, comuna donde reside tras dejar el balompié profesional. De su desconocido logro, aseguró que "cuando jugaba no andaba contando mis goles. Me enteré porque me llamaron de Santiago. El récord es un motivo de satisfacción, porque a veces uno no se da cuenta las cosas que hizo en su carrera".
Al ser consultado sobre la posibilidad que alguien supere su marca, el ex ariete indicó que "yo creo que va a ser difícil, porque los jugadores pasan un año o dos en los equipos en la actualidad. Si hacen varios goles, los contratan al tiro y es todo más rápido. Antes uno se encariñaba con las instituciones y no se preocupaba tanto de la plata, pero ahora a muchos les interesa el sueldo por sobre otras cosas".
Como goleador innato, Bonhomme siempre se caracterizó por ser un hombre fuerte de área, con un gran cabezazo y un frondoso bigote. Pese a su 1,75 de estatura, por arriba era un jugador letal.
"De pequeño aprendí muy bien a aguantar y proteger la pelota. Jugar era una pelea constante con los centrales y nunca le tuve miedo a ninguno. Mi característica era el cabezazo y la mayoría de mis goles fueron así. Con Alfredo "El Tanque" Rojas, ex seleccionado argentino, nos quedábamos después de los entrenamientos en Católica practicando esa faceta. Me tiraba centros y yo definía, y al revés, aprendí mucho con él. En el fútbol chileno no le dan la importancia necesaria al juego aéreo, por eso después llega cualquier extranjero y se hace famoso marcando goles de cabeza", apuntó.
sus inicios
El hombre récord de la Primera B nació en Curicó, pero se crió en Chimbarongo. Siempre se sintió cómodo en la posición de delantero y empezó chuteando sus primeros balones en el campo, para luego integrar las divisiones inferiores de la U.
"Dos amigos me dijeron que fuéramos a probarnos a la Chile. Cuando llegamos, había miles de chicos y la fila para el puesto de centrodelantero era muy larga. Así que para no estar todo el día allí, me metí en la de los punteros izquierdos, que era más corta, y quedé", recordó.
Pese a realizar toda la fase de cadetes con los azules, partió a jugar a "cuarta especial" en la Católica y más tarde debutó en el profesionalismo defendiendo a Colchagua. Posteriormente, tras un paso de dos años por Curicó Unido, fue en Deportes Linares donde se destapó rompiendo redes en varias etapas con el equipo, convirtiéndose también en el anotador histórico del club con 85 dianas. Además, jugando por los albirrojos en 1976 salió goleador de la B, entonces aún conocida como segunda visión, con 29 conquistas.
"En ese tiempo nos llamaban los Toros de Linares, estuvimos como dos años sin perder de local. Don Tucapel Bustamante era nuestro entrenador, sabía cualquier cantidad y era bastante campestre para sus cosas. Recuerdo que otro entrenador, Jaime Campos, nos llevaba todos los lunes al matadero a tomar ñachi. Varios creían que estaba loco y se quejaban, pero fueron bonitos momentos", manifestó.
del maule al bío bío
De Linares, Pato Bonhomme se fue un poquito más al sur y se incorporó a Ñublense para jugar en Primera División, donde fue dirigido por el recordado Nelson Oyarzún.
"Fue un entrenador distinto para esa época. Había llegado de Alemania unos años antes y era muy exigente. Tiempo después le detectaron cáncer, pero igual continuó trabajando con nosotros. Él falleció un domingo que jugábamos en Chillán contra Colo Colo y en la última charla técnica, desde el hospital, nos dijo 'ganen, con eso sería feliz'. Fue impactante jugar ese partido, que terminamos ganando 2-1, porque vivimos con él todo el desarrollo de su enfermedad", expresó.
Luego de ese episodio que marcó su carrera, el goleador partió a Huachipato y en 1982 se unió a Fernández Vial. Allí logró el título de ascenso a Primera División, pero para la otra temporada, el nuevo DT del Almirante no lo consideró y se marchó a Lota Schwager.
"Estuve cinco años en Lota, logramos el ascenso en 1986 y fue una experiencia única por cómo es la gente allá. Son personas mineras, trabajadoras y sufridas, al conocerlos me encariñé al tiro con la hinchada. En ese tiempo el club pasaba por un muy buen momento económico y en lo deportivo hicimos cosas interesantes", sostuvo.
Después de su periodo con los mineros, fichó por Lozapenco y a principios de los noventas llegó a Deportes Talcahuano. En el club chorero jugó sus últimos meses como profesional.
Actualmente, Bonhomme administra su panadería en Hualpén y es presidente de la rama de fútbol senior del Vial, donde sigue rompiendo redes como aurinegro.
"Después de dejar el fútbol uno quiere seguir haciendo actividad física. Primero me junté con personas del Conce a jugar en el campo amateur. Estuve allí bastante tiempo, hasta que un grupo de gente del Vial me invitó a practicar con ellos, me gustó el ambiente y me cambié. Llevo muchos años como presidente de la rama senior, participamos de torneos y tenemos una sede donde nos juntamos después de los partidos. Cuando no jugamos, hacemos asaditos para pasar el rato", comentó el crack desde el living de su casa. J