Este es el lado B del duelo que refundó el Ester Roa
mario.saavedra@estrellaconce.cl
Hace más de dos años que no había ido al estadio de Collao. Pese a mi trabajo como reportero, no tuve la oportunidad de entrar ni siquiera cuando lo estaban remodelando. En las semanas previas al duelo del sábado entre Brasil y Paraguay por Copa América, me moría de ganas por conocer la nueva cara del Ester Roa Rebolledo. Y no era sólo yo: miles de penquistas expresaban sus ansias a través de redes sociales.
Alrededor del estadio
Tras bajarme en la Plaza Acevedo, conocida como "la de los dinosaurios", y caminar hacia el primer cierre perimetral, empecé a ver de a poco la cubierta del reducto, imponiéndose tras el regimiento.
Alrededor del estadio había voluntarios atentos que se preocuparon de que nadie anduviese perdido y como me fijé que casi no había filas, me detuve un rato para tomarle fotos a los hinchas extranjeros. Ellos, los más prendidos de la jornada, vivieron una fiesta propia frente a las boleterías, luciéndose para los canales de sus respectivos países tal como sucederá hoy.
Nostalgia por tablón
En microsegundos recordé las antiguas butacas de madera, los brazos laterales separados y el tablero negro con letras blancas que habían marcado mi infancia en el viejo Collao. Conversando con más gente en el estadio, supe que a varios les había pasado lo mismo.
Cuando nos sentamos, criticamos un poco los asientos con quienes andábamos. Los encontramos un poco angostos y chicos, pero al rato uno se acostumbra. Sobre ellos, uno de los auspiciadores deja dos globos para inflar y hacerlos sonar. Yo ni los usé porque encontré que no era de estadio.
Ojo con mala señal
Poco a poco el recinto se fue llenando de brasileñas y paraguayas de buen ver. En las tribunas incluso estaba Ruth Gamarra. Un amigo que estaba junto a ella no me pudo enviar la foto por Whatsapp mientras estuvimos en Collao, porque la señal móvil colapsó para casi todas las compañías. No entendíamos si fue por un problema de ubicación o por la gran cantidad de gente, pero era muy difícil que los mensajes y las llamadas conectaran. Tenga eso presente hoy.
Siempre con niebla
Mientras jugaban los equipos, se notó que la gente estaba más motivada por conocer el reducto que por el partido. Nadie paraba de tomar fotos o sacarse selfies. Atento con la luz, porque a las seis ya se oculta el sol tras las casetas de prensa. Después de eso, comenzó a bajar la típica niebla que llega a Collao por su ubicación desde el río Andalién. Los extranjeros sufrieron con el frío, aunque la mayoría de los penquistas, conociendo su estadio de antemano, supieron ir abrigados.
Un punto que criticamos quienes estábamos en la parte baja de tribuna Andes, fue el ángulo de los asientos. Si alguien de adelante se levantaba aunque fuera un poco, no había forma de que los de más atrás vieran. Eso se notó, sobre todo, tras el gol de Robinho que inauguró el marcador electrónico. Y aun más en los penales que hicieron vibrar a los 29.276 hinchas que estuvimos el sábado en la histórica jornada en el regreso del Ester Roa. J