Fotógrafa penquista retrata la magia de los recién nacidos
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Recuerda con exactitud que el primer recién nacido que fotografió fue Mateo, cuya madre la ayudó en la ejecución. También que el padre tenía sus aprensiones al respecto, pero que luego de ver los resultados quedó maravillado con la técnica. Es que, para los papás y ella, fue una sesión maravillosa, que en ese momento le dio la seguridad necesaria para que la fotógrafa Paola Paz se diera cuenta que, luego de estudiar mucho sobre este formato, se tenía que lanzar sí o sí a retratar a bebés de esta manera particular.
Hoy tiene su proyecto titulado "El secreto oficio de la luz", donde las guaguas de apenas unos días son los protagonistas. "Estaba esa necesidad latente de hacer fotos de recién nacidos, pero hacerlas bien, porque es una técnica que necesita mucha especialización y casi llegar a lo perfecto. Empecé a estudiar, a especializarme hasta que sentí que tenía un buen conocimiento, con técnica y todo abrí este proyecto que es anexo a lo que hago", explica.
Bebés posando
Desde 2013, más de 200 guaguas has posado para ella. Evidencias que plasma con belleza en su fan page de Facebook y su sitio web.
"Trabajo en torno a la familia en general. Esto de los recién nacidos me encantaba, pero para lograr un buen resultado tenía que estudiar mucho. Llevo dos años con esto, que ha ido de a poquito, porque la gente no conoce mucho la técnica. Surgen ciertas aprensiones al principio, como de traer el niño al estudio, pero es sólo por falta de conocimiento, de no saber de qué se trata, de creer que tiene frío, pero son mitos urbanos", comenta.
Pero en realidad, sus "modelos" están felices, pues ella trabaja con una temperatura adecuada y con luz natural. Se preocupa de que todas las condiciones sean óptimas para que el bebé esté conforme.
¿Cómo lo logra? Paola Paz tiene su estudio acondicionado entre 28 y 30 grados, temperatura ideal para recibir al bebé que no debe superar los 15 días de nacidos, porque, como explica, los niños luego de ese período pierden la posición fetal y es imposible lograr las posturas de las fotos. "Si la mamá viene al mes con el niño, ya no le puedo tomar ese tipo de fotos, sólo las de bebé", especifica, aclarando que los niños recrean sus nueve meses de gestación.
Sumado a esto se preocupa de que el niño se sienta casi como en la guatita de la mamá. Según indica, "trabajo con sonidos que se llaman ruido blanco, que estimula al bebé, son los sonidos de los órganos de la mamá. También con algunos sonidos que inducen a un estado mucho más profundo de concentración del bebé".
Claro que la otra parte depende de ellos, situación que requiere más tiempo del que cualquiera pueda esperar. "Acá tengo un magíster en paciencia (ríe), porque a veces el bebé puede estar dos horas despierto y en los últimos 40 minutos de sesión se duerme. Es ahí cuando tengo tiempo para hacer las poses. Uno tiene que preparar mucho a los papás en explicarle que no es una sesión rápida, sino que se trabaja con los tiempos del bebé; también hay que detenerse para que la mamá lo amamante, que eso puede ser a cada rato. Son varias las indicaciones que se van dando", cuenta.
A eso se suman los llantos y también que los bebés "dan del cuerpo" cuando quieren. "Efectivamente se hace pipí o se hacen caquita mientras uno los está posando. Yo ya estoy acostumbrada. Les explico mucho a los papás, sobre todo cuando estoy tomando las fotos, que los niños se pueden hacer, pero que no se asusten, que si me mancho no importa. Ellos se van sintiendo más seguros, porque es así, ellos se hacen no más".
Es por ello que Paola reitera que la paciencia es vital para trabajar con los menores, sobre todo cuando ella ya lleva más de 200 fotografiados con esta técnica que no sólo recrea las poses fetales de los niños, sino que también le da un sentido luminoso, armonioso, delicado y, por supuesto, un recuerdo para toda la vida.
Fotógrafa de familia
En sus 15 años como profesional, Paola se declara fotógrafa familiar. Es que a ella llegan parejas que quieren retratar su amor; luego para que fotografíe sus bodas. Al tiempo, que inmortalice el embarazo y más tarde la llegada de sus hijos.
Es por ello que esto de volver a buscar su "ojo fotográfico" la llena de satisfacción. "Eso es súper bonito, porque al ser fotógrafa familiar como que creo un lazo. Generalmente, las guagüitas que hago son de mis novios. Les hago fotos a las parejas, luego en el matrimonio, en el embarazo, con su recién nacido. Y así vamos creando una unión que no se corta. Si haces la pega bien a la primera, estás con esa familia para toda la vida", dice.
También ha logrado crear nuevos lazos con personas que llegan tras ver una de sus imágenes en el Facebook o en casa de sus "clientes". "Ellos, como ya han visto mi trabajo, llegan muy confiados", añade.
Por otro lado, la especialista destacó el auge que se le está dando nuevamente a la fotografía, a pesar de que la mayoría de las personas cuenten con una cámara fotográfica en sus Smartphones o el decline de la fotografía con rollo para revelar.
"Creo que hay una necesidad y conciencia de entender que la fotografía es parte de la historia. Que los padres tienen esa responsabilidad con sus hijos de retratarlos para que el día de mañana se vea cómo fue el proceso en la guatita, cómo eran cuando chicos. Creo que es algo muy hermoso, porque hay un valor agregado en la foto, que no s una tontera de posar y que sea un click, sino que tiene que ver con un entorno", manifiesta, contando que ella le entrega las imágenes en papel, lo cual facilita todo para las personas. J