A los 8 años regala lujitos a la galería y a sus abuelos
l Carlos Paz Durán
Quiere ser "alguien en la vida" y está seguro que en esa tarea las piernas y sus abuelos son claves. Así lo aseguró Misael Chávez, de sólo 8 años de edad y uno de los mejores jugadores de la Sub 8 de 21 de Mayo de San Pedro de la Paz, equipo que debuta esta temporada en el Torneo Escuelas de Fútbol Copa Essbio.
"Las piernas porque ahí tengo el talento para el deporte, y los tatas porque son ellos quienes me acompañan a los entrenamientos y a la competencia", comentó el joven volante de creación, quien el 29 de septiembre pasado sufrió la muerte de su padre, Daniel Chávez, en una chocante situación que se produjo en su hogar de Boca Sur, y de la que lamentablemente fue testigo.
"Siempre hemos estado junto a él en todos lados, y con mayor razón luego del fallecimiento de nuestro yerno", indicó el abuelo-papá, Luis Calfulén.
"En nuestro matrimonio tuvimos cuatro hijas, por lo que Misael ha pasado a ser el hijo que siempre buscamos, pero que nunca logramos", destacó la abuela-mamá, María Torres.
"En el proceso de olvidar las dramáticas circunstancias en que murió su padre, esto del fútbol ha sido fundamental. Que lo hayan inscrito en la Escuela de Fútbol 21 de Mayo fue una muy buena decisión: juega, se divierte y tiene nuevos amigos. Además, yo también jugué en el amateur, por lo que sé lo que es esta pasión", aseguró el jefe de la familia Calfulén-Torres.
Enfundado en la camiseta número 8, el menor indicó que "el fútbol es lo mío. Ojalá me ayude a llegar lejos, tanto como para ser jugador profesional, o para que me abra otras puertas de desarrollo".
"Me gusta hacer lujos. La 'bicicleta' es el que más hago, y el que me sale con más facilidad, pero también soy de taco y rabona", adicionó el fanático de Universidad de Chile, y en especial del arquero Johnny Herrera.
Pero no sólo talento para la pelota derrama el crack. Para los estudios también es seco, tanto que su promedio de notas en la Escuela Michaihue es de 6,6.
De esa doble condición también está contenta su mamá, Gisella Calfulén, con la que vive en una casa levantada en el sitio del hogar de los abuelos.
"Somos felices teniéndolo cerca casi todo el día", dijo el abuelo-papá, quien el domingo, y desde la tribuna del Estadio Municipal de Boca Sur, disfrutó viendo el triunfo del equipo de su regalón sobre Comunal Tomé por la cuenta mínima. J