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El pastor evangélico Fernardo Tardón hoy cumple 25 años liderando el llamado Ministerio Carcelario, que ha logrado rescatar del círculo de la delincuencia a mil 250 personas, unos cincuenta por año.
En el hogar, que hoy mantiene en Villa Nonguén, residen varios muchachos que estuvieron metidos en el mundo del hampa y que hoy, gracias a la religión, han podido salir adelante.
"Para financiarnos vendemos empanadas, sopaipillas, humitas y los beneficiarios, cuando trabajan, dan una cuota mensual para solventar en parte al ministerio, con el pago de los servicios básicos y la alimentación", explica el pastor Tardón.
Otros centros de ayuda presentes en el Gran Concepción están en Chiguayante, en el Cerro Obligado de Coronel y en la población La Emergencia de Hualpén. Estos últimos son presididos por pastores carcelarios, que salieron de la cárcel y hoy se dedican a predicar la Palabra.
"Nunca estuve en la cárcel, pero soy un muchacho de calle. Conozco cómo es este mundo desde los ocho años de edad", señala Tardón. "Antes de ser pastor, pertenecía a una iglesia. Era un hombre común y corriente que iba a la iglesia con su esposa y sus hijos", agrega.
El pastor Fernando Tardón comenta que este trabajo se inició a fines de 1989, cuando él y sus hermanos se dan cuenta de los cientos de problemas a los que se ven enfrentados los hombres que han salido de la cárcel, después de haber pagado sus deudas con la sociedad. Ellos tienen que ver, fundamentalmente, con la falta de trabajo, desconfianza y falta de esperanza lo cual, a veces, los hace reincidir. J
l Luis Astete Reinoso (58) lleva un año viviendo en la residencia de Villa Nonguén. Él estuvo más de un año en El Manzano y cuenta que su vida cambió cuando conoció el ministerio. Otro caso es el de Boris Ormeño Barriga (25), quien pasó tres años tras las rejas. "Conocí a los hermanos en el patio de la cárcel. Acá compartimos y nos ayudamos mutuamente. Hoy trabajo como maestro pintor junto a un familiar", dijo.