Valor de la docencia en la educación
La educación en Chile es un tema público que no ha estado exento de polémicas.
Se ha planteado mejorar la calidad en la formación docente de los futuros profesores, de inyectar más recursos a la educación pública, de mejorar la remuneración de los docentes, de aminorar la brecha entre la educación pública y la privada, pero se habla poco respecto al valor que el ejercicio de la docencia tiene. Para que un profesor pueda aplicar una docencia de excelencia en el aula necesita, además de todos los factores analizados, tiempo para planificar sus clases. Esto implica un profundo análisis sobre las características del alumnado que recibe y sus necesidades de modo de planificar una metodología de enseñanza, aprendizaje y evaluación que se acerque a las necesidades de todos sus estudiantes y no sólo a una parte de ellos.
En la actualidad, un profesor cuenta con un promedio de dos horas a la semana para planificar una clase, crear material de apoyo, confeccionar evaluaciones y atender a los alumnos y apoderados. ¿Es posible que con ese escaso tiempo se puedan realmente generar cambios? Las políticas deben contemplar revisar necesariamente los tiempos que se le otorgan al profesional para realizar sus labores docentes si se quiere educación de calidad. Se deben otorgar tiempos que permitan que el profesor pueda crear instancias reales de aprendizaje en los niños y jóvenes, para que los nuevos contenidos tengan un real impacto en el desarrollo de habilidades y aplicación de aprendizajes.
Este parece ser un tema a considerar en los cambios que se quieren implementar para mejorar la calidad y equidad en la educación en Chile.