Inundados de Collao reviven su drama al ver las imágenes de lo que está pasando en el Norte
l Cecilia Bastías Jerez
Dicen que no pueden ver tranquilos las imágenes de lo que ocurre en el Norte del país con las graves inundaciones que han afectado a miles de compatriotas.
Es que hace casi 10 años ellos vivieron algo bastante parecido. Se trata de los vecinos de Los Lirios en Concepción, que el 2006 sufrieron con la llegada del agua en forma violenta al interior de sus casas, lo que les provocó múltiples pérdidas materiales de valor sentimental y que ciertamente también los dejó dañados en lo psicológico.
"La verdad es que lo revivo todo al ver las noticias, es una impotencia demasiado grande. Me toca mucho ver todo eso y prefiero no hacerlo porque es fuertísimo", señala Yolanda Contreras, vecina de Los Lirios y representante de los damnificados del invierno de 2006.
"Por lo poco que he leído en Internet, me he dado cuenta que es parecido a lo que nosotros pasamos, pero no en la magnitud. Allá fue peor, con pérdida de vidas", comenta.
Esta mujer detalla que en su sector habían tenido dos inundaciones antes de la más grande. La primera fue el 2001 con 30 centímetros de agua adentro de la casa; el 2005, fue de 30 centímetros, Yolanda afirma que esa dos primeras oportunidades tomaron con bastante liviandad lo que estaba ocurriendo ya que levantaron sus muebles para que no se mojaran y no pasó a mayores.
Sin embargo la historia fue drásticamente distinta para el 2006, aunque en una primera instancia también creyeron que sería algo menor. "Levantamos poquito las cosas, pero en todas las casas entró un metro 10 centímetros de agua. Perdimos todo lo que teníamos adentro, además que se desvalorizan las casas", comenta Contreras y detalla que lo más terrible fue que al pasar la emergencia, aparecieron personas a ofrecer 8 millones de pesos por la casas y algunos vecinos, desesperados por lo ocurrido, las vendieron en esas injustas condiciones.
refugiados en el 2º piso
"En la casa estábamos mi nieto que tenía 6 años, mis dos hijas y mi marido. Nos fuimos al segundo piso, logramos subir el máximo de cosas, estábamos los 5 metidos en mi cama y la parte más fuerte fue que esa cantidad de agua no te deja absolutamente nada bueno, las cosas comestibles, todo eso se echó a perder y yo había comprado el días antes y te encuentras con que no tiene nada", relata.
El dramatismo aumentó al ver que se trataba de agua lluvia, mezclada con aguas servidas. "A mí me salió el agua por el lavaplatos, tenía dos refrigeradores y se perdió todo, en el momento en que pasas esto te sientes tan desvalida, no teníamos un pan que comer, no teníamos cómo hacernos una taza de café, no teníamos nada y más encima con un niño chico", recuerda Yolanda, con bastante congoja.
Contreras comenta que a las 7 de la mañana del 11 de julio del 2006 el agua empezó a entrar muy fuerte y rápido a su casa. "Yo estaba en el pasillo echando el agua para afuera, y fue muy poco lo que alcanzamos a salvar", cuenta esta mujer que vive a solo una par de casas del Estero Nonguén.
La narración de lo que fue su tragedia, continúa, y es que recuerda cada detalle de lo que pasó en ese inclemente invierno. "Estuvimos dos días en el segundo piso, a las 11 de las mañana del otro día empezó a bajar el agua. Pasamos esas horas con hambre y sin poder hacer tus necesidades básicas. Te sientes tan poca cosa y disminuída. Yo no quisiera nunca más volverlo a pasar", manifiesta.
aún no lo superan
El impacto de esta situación fue muy grande para estos vecinos, tanto que aseguran que incluso el terremoto fue menos dañino. "Hay casos de vecinos que en estos momentos, todavía están afectados psicológicamente, aún hay gente que cuando llueve sube los muebles. No hemos tenido lluvias fuertes, pero la gente está muy afectada", comenta.
Yolanda tiene un negocio en el barrio y fue dirigenta vecinal, por lo que tiene bastante contacto con los habitantes del sector. "Ellos me tocan el tema de lo que está pasando en el Norte y hacen el recordatorio, pero yo tengo la confianza de que esto no nos va a ocurrir otra vez", asegura.
"Se ha dicho que va a llover más, pero han mejorado las condiciones, ahora tenemos una canalización del Estero Nonguén y que está hecho gracias a Dios, que nos ayuda mucho, pero no es lo que nosotros esperábamos porque se nos presentó un proyecto grande", destaca la vecina.
"Nosotros, como agrupación de los inundados, hemos ido a mirar el Estero, el Andalién, hasta que desemboca en el mar y el Andalién está muy sucio", menciona.
Emilio Sepúlveda, también vive en Los Lirios, él cuenta que vivían cinco personas en su casa al momento de la inundación, y que subieron lo máximo que pudieron al segundo piso y allí se refugiaron. "Un hijo que vivía en el centro de Concepción, al día siguiente, dejó el auto en la Plaza Acevedo y de ahí se vino con sus cositas para acá, nos trajo un baloncito de gas chico y con eso hicimos arroz, comimos eso no más", afirma.
"Después pasaron varios días en que tratamos de sacar el agua y la pudrición, estuvimos harto tiempo en eso. El ladrillo demora años en secarse, más de 15 ó 20 años, no sacábamos nada con secar y pintarlo. De hecho todavía estas casas están húmedas", cuenta.
Costó mucho tiempo a la familia de Emilio recuperarse. "Tuvimos que adquirir deudas, cocina, calefón, lavadora y refrigerador. Todo de a poco, no podríamos tener todas las cosas de una vez", dice.
"Ahora con la gente del Norte, no nos queda otra que ser hermanables con ellos y apoyar cuando junten cosas para llevarlas hacia allá, sobre todo comestibles y agua", afirma Sepúlveda.
"Uno siempre queda con ese temor de cómo se va a comportar el río y el estero esta vez, si llueve mucho uno va a mirar como está, pero nunca ha sobrepasado la mitad del canal, pero en realidad uno queda con ese susto siempre. Es un tema que aún no está superado", dice Emilio. J
l El abogado de los Inundados de Collao, Adolfo Ortega, indicó en qué estado se encuentra la demanda indemnizatoria. "Por segunda vez llegó a la Corte de Apelaciones, estuvimos en tabla el año 2013 y la causa en esta oportunidad salió por una diligencia que la devolvió al Primer Juzgado Civil, porque 605 menores de esa época, hoy era mayores de edad y la Corte ordenó que concurran a firmar la demanda. Cumplimos ese trámite que no es rápido", dijo. "Pero el día martes nuevamente detecta que hay 72 menores que han cumplido la mayoría de edad y que tienen que concurrir a firmar. Eso provoca un nuevo atraso en la causa, tenemos 7 años de juicio y aún no podemos tener sentencia", explicó el abogado a La Estrella.
"Lo revivo todo al
ver la noticias, es
una impotencia
demasiado
grande".
Yolanda Contreras,
"Uno queda con
ese temor, si
llueve mucho
uno va a mirar el
canal".
Emilio Sepúlveda,