22 tomecinos aislados en el norte escaparon de la muerte
l Felipe Placencia Soto
Nada bien lo pasaron los 22 tomecinos que estaban aislados en la localidad de Paipote, cercana a la ciudad Copiapó, quienes durante los últimos días vivieron los momentos más duros y extremos que recuerden.
" El jueves se reventó un embalse en Paipote. Tuvimos que salir arrancando para un albergue, que no teníamos ni idea que existía", dijo Marcos Pérez, de Tomé, que se encontraba trabajando en el norte instalando paneles solares junto a sus otros camaradas.
"Como a las 10:30 de la noche tuvimos que correr para una parte que se llama la Fundación. Anduvimos con los muchachos huyendo, porque la gente salía en auto, otros corriendo. Fue todo muy complicado", contó Juan Coronado, también de Tomé, impresionado por lo vivido hace unas horas.
Es que aquella noche jamás la olvidarán. "Se desbordaron los ríos, se inundaron las calles y las casas. Quedó la escoba. Tuvimos que sacar gente y salvar vidas. Era algo innombrable", dijo Marcos Pérez, con voz de total impacto .
ARRANCANDO
Tras pernoctar en un refugio, al amanecer, a eso de las 8:15 de la mañana, decidieron emprender una arriesgada misión, la de salir de Paipote a como de lugar por las suyas. El objetivo era llegar a Copiapó.
"Salimos a pie, solitos de Paipote. Luego llegamos a la carretera. Hicimos como 8 kilómetros caminando", contó Juan Coronado.
En el trayecto se encontraron con una sorpresa, de esas coincidencias que pasan en las películas.
"Nos encontramos con otros tres tomecinos. Fue emocionante. Lo importante es que estamos todos bien con un poco de resfriado, porque hemos andado a pies pelados", relató Coronado, añadiendo que lo único que quiere es pisar suelo penquista y estar junto a los suyos, mismo deseo que el resto de sus colegas.
Retorno
Es que los 22 de Tomé no lo pasaron nada bien. Sin agua, sin electricidad, sin los servicios básicos en general se vieron apurados en Paipote, donde según Marcos Pérez, "estuvieron con el agua y barro hasta el cuello".
Tanta fue la desesperación por auxilio, que lograron comunicarse con la radio Agua Marina de Tomé donde narraron su experiencia e incluso pidieron a la alcaldesa Ivonne Rivas que les gestionara un traslado urgente.
El diputado Marcelo Chávez fue otro que logró dar con ellos para poder hacer algo y gestionar con las autoridades de la zona norte. Sin embargo, los 22 de Tomé no se quedaron esperando. Las cartas estaban sobre la mesa. Era cuestión de vida o muerte.
El trayecto a pie fue no menos difícil, ya que el barro era tal que se les metía adentro de los zapatos.
Con mucha garra y aguante, llegaron a Copiapó donde la empresa para la cual trabajaban le gestionó los pasajes de vuelta.
"Estamos en la plaza de Copiapó, quedándonos en otra residencial. Ahora estamos mejor, porque tenemos pasaje al sur, a Concepción, a las 10:00 de la noche", confirmó anoche Marcos Pérez.
"Vamos a tener que colocarnos los calcetines así todos sucios, porque no hay donde lavarse", añadió Pérez, ya contando su experiencia en tono de anécdota, más tranquilo, sabiendo que pronto estarán en su casa, junto a los suyos y disfrutando de la brisa del mar.
Los 18 de Conce
Los 18 penquistas también trabajan para la misma empresa que los 22 de Tomé, sin embargo, sólo se ubican, ya que estaban asignados a lugares distintos.
El grupo de trabajadores, que ayer se dio a conocer por nuestro medio, también logró salir finalmente de Tierra Amarilla, lugar donde las condiciones post-lluvias y aluviones dejaron a la comuna prácticamente inhabitable por el momento.
Su alcalde, Osvaldo Delgado, aseguró que la situación de la comuna es crítica. "Nos preocupa porque hay cadáveres y también hay familias enfermas en el colegio".
Es en ese contexto que "los 18 de Conce" decidieron concretar el éxodo hacia Copiapó, donde vivieron momentos de alto riesgo que no olvidarán.
"Salimos con nuestros bolsos camino a Paipote. Ahí estaba la embarrada, había un socavón que era un abismo. Fue horrible, vimos autos atrapados. Todo el tema fuerte que nosotros habíamos visto arriba en Tierra Amarilla. Abajo en Paipote estaba peor. El socavón daba miedo", contó Cristián Vega a La Estrella.
"Es lo más adrenalínico que nos tocó vivir. Estábamos los 18 todos bajoneados, por que no podíamos pasar al otro lado. Empezamos a hablar con una persona que operaba una pala mecánica, una oruga minera tremenda, que estaba tratando de limpiar y ordenar. El chofer dijo yo los veo preocupados, afligidos, los voy a pasar en dos viajes", contó Vega.
Y así lo hicieron, sin pesar, sólo con el deseo de llegar pronto a Copiapó y buscar un bus para volver al sur.
"Nos subimos a la pala mecánica y también donde estaba el chofer, todos agarrados. Unos rezando, otros llorando y otros nerviosos hasta que pasamos Paipote", narró Vega, emocionado.
Copiapó no ofreció ninguna postal alentadora. "Es que parecía zona de guerra". La empresa gestionó pasajes y ya vienen de camino a Concepción, su tierra, a la que aman más que nunca. J
l Estos son los nombres de los 22 de Tomé: Luis Campos, Alex Araya, Juan Coronado, Edmundo Morales, Marcelo González, José Iturra, Víctor Moyano, Sergio Jara, Víctor Solís, Robinson Iturra, Juan Araya, Jonathan Iturra, David Aguayo, Marcos Pérez, Dagoberto Aguilera,José Oreña, Marcelo Castillo. Todos están en perfecto estado de salud, pese a las precarias condiciones en las que quedaron tras la lamentable catástrofe en el norte.
l Una invitación para que instituciones, colegios y organizaciones sociales se sumen a la campaña solidaria que Santo Tomás Concepción está realizando para ayudar a los damnificados del norte del país. "Santo Tomás tiene sedes en las ciudades afectadas por este devastador temporal, muchos de sus alumnos, docentes y administrativos están en esta condición, y a través de esta campaña queremos devolver la mano solidaria que nos tendieron tras el terremoto de 2010", dijo el rector de la UST Concepción, Roger Sepúlveda.
La ayuda que se recolecte en el punto de acopio ubicado en la sede de Santo Tomás (Prat equina Heras) será entregada a la comunidad de las distintas ciudades que recorra el camión de la solidaridad.
"Nos preocupa
por que hay
cadáveres y
también hay
familias
emfermas",
Osvaldo Delgado,