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Guillermo Orellana les gritó más de una vez "pongan huevos" a sus compañeros dentro de la cancha, las veces que le tocó defender la camiseta de la Universidad de Concepción. Pero hoy el grito es distinto, y no en la cancha, sino que en una de las tantas cunetas donde se instalan las ferias de Lo Espejo, aunque con una palabra en común: "Lleve los huevos fresquitos, a 2.800 la bandejita".
Así es el presente de Guillermo Orellana, el ex arquero del Campanil, quien fue finiquitado tras el término del Apertura, y que se puso a vender huevos en Santiago para generar lucas mientras espera algún llamado de algún equipo para seguir en lo que más le gusta: jugar al fútbol.
"Hay que generar ingresos, porque cuando uno tiene hijos tiene que hacer algo. Tú sabes que lo de uno es el fútbol, pero si no está, hay que hacer algo para llevar la platita para la casa", dijo el portero, de 28 años, padre de tres hijos y que ve cómo su rutina cambió del cielo a la tierra: "Me levanto a las siete, nos ponemos en la feria, como a las dos vamos a almorzar, y en la noche con mi hermano, que también es futbolista, salimos a trotar y a entrenar", contó.
de primera
Al menos en el negocio de los huevos no se queja, pues el pelado portero jura que le ha ido bien, y que mientras no lo llamen de algún equipo antes de que cierre el libro de pases (29 de enero) seguirá en la onda negociante.
"Ojalá Dios quiera salga algo, pero si no, vamos a seguir en el proyecto de los huevos con mi compadre (Cristóbal Torres, maestro soldador), que también quedó cesante. Conversamos y le dimos al negocio, nos ha ido bien, de hecho hoy (ayer) vendimos todo, no quedó ni para la casa. Repartimos a empresas, y en las mañanas aprovechamos de hacer la feria, igual es bueno", cuenta a La Estrella.
Y lo de ser negociante parece llevarlo en la sangre. "Es algo de familia, mi papá siempre ha sido negociante, él administra una botillería cerca del Estadio Monumental", agrega el Guille, dejando atrás cuatro años en el Campanil, club con el que salió campeón de la B y logró el ascenso el 2013.
No obstante, se le cristalizan los ojos al mencionar su salida de la UdeC. "Dolido por la forma, siento que le di muchas cosas a la UdeConce y ellos a mí. Tenía contrato vigente (hasta mayo de 2015), pero la dirigencia optó por finiquitarme a petición de Pablo Sánchez".
Y en la UdeC explican su salida: "Se tomó la decisión para darle oportunidad a los jugadores de casa, a Leo Figueroa, por ejemplo, porque en algún momento hay que darle chance", explicó Mario Rodríguez, presidente del fútbol auricielo, remarcando que fue una decisión pensando en el club. J