Conozca la curiosa historia del matrimonio chorero que viaja por la ciudad en moto-cafetería
l Andrea Neguiman
Su pequeño hijo se despierta cada fin de semana con el perfecto aroma de un café natural que, de a poco, se va mezclando con el olor de los kuchen recién horneados. Así es una mañana normal en la casa de la familia Luna Torres, quienes, desde temprano, comienzan a cocinar cada uno de los productos que son parte del menú de la Abeja Gourmet.
No es una tarea fácil, en especial, cuando sólo se cuentan con cuatro manos para preparar todas las delicias con las que deleitan a sus fieles y numerosos clientes. "Nuestra rutina comienza a eso de las ocho de la mañana. Preparamos lo que falta y empacamos lo que está listo para llevarlo hasta el sector La Poza de Talcahuano", expresa Tamara Torres.
Todo debe ser perfecto y en su justa medida, ya que a diferencia de las salas de café o de las cocinerías del Puerto, este matrimonio apostó por vender sus productos al aire libre, circunstancia que en más de una ocasión les ha sacado una cana verde. "Mi marido siempre quiso que estuviéramos afuera, que no nos encerráramos en un local. Esto igual es incómodo en ciertas ocasiones. Sobre todo cuando el tiempo no te acompaña", señala la emprendedora.
"De repente estás trabajando de lo mejor y comienza a llover de la nada. Eso es lo peor. También es muy incómodo cuando hay mucho viento, porque las cosas te salen volando. Además el carrito se nos mueve todo", explica Jorge Luna.
ABEJA GOURMET
Pese a todas las molestias que pueden acarrear las inclemencias del tiempo, esta pareja chorera no se arrepiente de su decisión. "El carrito llama la atención de todos y eso es lo que queríamos que sucediera desde un principio. A la gente le encanta, incluso, algunos piden sacarse fotos en él", explica Tamara.
Hace dos años, cuando se decidieron lanzar con todo en la ruta del comercio gourmet, tuvieron que realizar una gran elección que no fue nada de fácil. "Fuimos a ver hartos carros y ninguno nos gustaba. En un momento, nos desanimamos y pensábamos que nunca íbamos a encontrar el ideal", relata.
"Finalmente tras varios recorridos hallamos el carrito-motocicleta, que nos encantó. El carro es italiano y su modelo se llama Ape, y en ese idioma, Ape significa abeja. Por eso le pusimos así a nuestro negocio. Además le agregamos la palabra gourmet, por la calidad de los productos que ofrecemos", explica.
Obviamente le tuvieron que realizar varias modificaciones para que quedara tal como está hoy en día. Es que este local móvil cuenta con cafetería y con diversas conexiones eléctricas para hacer posible la creación de sus famosos jugos y granizados naturales. También tiene despensas para mantener frescas las frutas y los pasteles. "Alrededor de 10 millones de pesos más o menos hemos gastado en las modificaciones que le hemos realizado. Es una inversión que ha sido necesaria para que todo este lindo sueño se haga realidad. Tiene hasta lavamanos y desagüe", señala.
Son tantos los cambios que se le han realizado que, incluso, algunas personas creen que se trata de un medio de transporte de mayores proporciones. "De primera los comentarios que se hacían nos parecían súper graciosos. En una oportunidad, una persona dijo ¡ese carrito era un helicóptero y lo remodelaron! Nos daba risa, porque sin saber, la gente sacaba sus propias conclusiones", sostiene Tamara a La Estrella.
La decisión
Esta pareja de emprendedores indica que elegir el camino de la cafetería y los productos gourmet no fue una decisión tomada a la ligera. De hecho, comentan que pasaron noches enteras pensando si era o no conveniente tomar aquella decisión.
Sabían que su vida necesitaba un cambio profundo, ya que el arduo trabajo que, en ese momento, mantenían ambos, no les permitía reforzar su vida familiar. "Me desempeñaba en el área de alimentos en la pesquera Landes, en Talcahuano. No tengo nada que decir de la compañía, pero no tenía nada de tiempo libre. Por eso, me entró el bichito de concretar este proyecto. Ese era el momento ideal, ya que también teníamos ahorrado algo de dinero para empezar", comenta Jorge Luna.
"Tenía a mi pequeño muy chiquitito todavía. Me dedicaba en un cien por ciento a él y a mi casa. El trabajo de Jorge era bastante pesado. Habían días en que no lo veía y eso nos estaba afectando como familia", agrega su esposa.
Ambos coinciden en señalar que tal decisión fue la mejor que han tomado en sus vidas. Sostienen que la calidad de vida que hoy tienen es algo que nunca cambiarían por nada del mundo. Poseen tiempo para hacer lo que realmente les gusta y para regalonear junto a su hijo cada día. "Quizás al principio fue muy sacrificado todo, pero todo lo que nos ha pasado ha sido maravilloso. Ahora estamos toda la semana juntos. Podemos hacer lo que queramos, ya que trabajamos sólo los fines de semana y festivos. Obviamente, si nos hace algún pedido extra lo hacemos", explica Tamara.
"Lo primero que estudié fue cocinería, así que dedicarme a lo que realmente me gusta ha sido una gran satisfacción. Además, poder ver a mi pequeño crecer a diario es algo que no se paga con nada. Es invaluable. Él es muy feliz y nosotros igual", añade Jorge.
Vivir de este modo les ha significado también realizar algunas modificaciones en sus gastos. "Hay que ser muy ordenado con las cuentas. En ese sentido lo somos. Si tuviéramos deudas o cuentas grandes que pagar, quizás este estilo de vida no lo podríamos tener", puntualiza.
"El invierno para nosotros es malo. Por eso le sacamos el máximo provecho a todo el verano. Desde el primero de enero que estamos todos los días en el sector La Poza. En este período tratamos de ahorrar lo más posible para que durante el año no tengamos mayores problemas con nuestras cuentas", agrega su mujer.
Para cambiar un poco esta situación, tienen pensado instalarse con una sala de té en Talcahuano. Así continuarían con su estilo de vida, pero el cinturón aflojaría un poco. "No queremos dejar la moto. No, por nada del mundo. Sólo queremos tener algo más grande, donde la gente pueda disfrutar también durante el invierno. Sería algo así como un salón de té, pero con fragancias naturales y refinadas. También ofreceríamos todo lo referente a pastelería y a nuestro producto estrella, que es el chocolate caliente. Sin dejar de lado tampoco nuestros jugos y granizados", sostiene Jorge, mientras el aroma del café de primera calidad que cada fin de semana despierta a su hijo, vuelve a inundar los alrededores de la moto negra instalada en el sector de La Poza. J