Carece de estadio, utilería y ahora Naval pierde su sede
l Carlos Paz Durán
No se para de un problema y cae en otro, o en otros. A las 16.30 horas de ayer se apersonaron en la sede navalina la receptora judicial Carmen Gloria Perales, dos carabineros y un cerrajero para proceder a abrirla, notificar su embargo y realizar la retención de especies, que quedaron en el lugar tras el inventario respectivo.
La presencia del cerrajero se hizo necesaria porque la secretaria del Ancla se encuentra con licencia médica, y como es la única que labora en la sede, no había nadie que abriera las puertas.
Testigo de todo fueron los arrendatarios de buena parte de los otros 34 locales que existen en los cuatro niveles del Centro Comercial Ruiz Tagle, ubicado en calle San Martín 162, a sólo veinte pasos de la Plaza de Armas del puerto.
Claudio Oñate y Gustavo Henríquez lo fueron aún más debido a su condición de administrador y conserje, respectivamente.
"El embargo lo solicitó el dueño del local (número 28), Hernán Díaz, a causa de tres meses de arriendo impago. La suma adeudada es cercana al millón quinientos mil pesos", comentó Oñate, quien añadió que el club "también me debe un mes de gastos comunes ($52.600) y la fracción de otro, por lo que esa suma bordea los 80 mil pesos".
"Naval lleva varios años acá, y siempre con problemas en el pago de arriendo y gastos comunes", indicó el administrador, quien añadió que "estoy tan cansado con el tema, que ahora le corté la luz".
El funcionario del centro comercial indicó que "al menos yo, jamás he visto por acá al nuevo presidente de la institución, Marcelo Rivera".
Del procedimiento de la receptora judicial, Henríquez expresó que "se dedicó a anotar todo. Hasta las copas las dejó ordenadas".
¿Qué hay de valor comercial al interior de la sede? Muy poco, excepto un computador personal y muebles de oficina.
¿Y qué dijeron desde la tienda albiazul? Casi nada.
De hecho Cristián Ferrada, quien se ha convertido en el nexo entre Rivera y el plantel, al ser consultado por la materia aseguró saber nada.
Pero sede no es lo único de que carece el Ancla. A ello se suma no tener estadio (El Morro está en remodelación) y un lugar propio donde dejar la utilería. Por ahora lo último se soluciona gracias a que el paramédico consiguió un lugar en la clínica donde trabaja media jornada. J